Proviene de la misa preconciliar, cuando muchos se distraían Durante la misa preconciliar (que se celebraba en latín, y en la que los fieles miraban al sacerdote de espaldas) muchos fieles se desconcentraban, se distraían o no distinguían los diferentes momentos de la misa. Así que se llamaba la atención de los fieles con una campanita para orientarlos en los momentos culminantes de la misa, y más concretamente en el momento central de la misa (la consagración).
En el caso de la consagración, se llamaba la atención mediante dos signos: la campanita que tocaba el monaguillo y la colocación de una palmatoria (un platito con un soporte en forma de cilindro en el centro y con asa, donde se colocaba una vela) con una vela encendida en el altar.
Esos signos permitían que la gente supiera que algo importante estaba sucediendo, o estaba a punto de suceder. Todos los fieles se ponían de rodillas, actitud que se mantiene hoy en día.
Hoy, como la misa se celebra en la lengua vernácula, la gente está más atenta y sabe cuál es el momento de la consagración; por esto el uso de la campanita se ha suprimido como obligatorio y se ha dejado opcional.
“Un poco antes de la consagración, el ministro, si se cree conveniente, advierte a los fieles con un toque de campanilla. Puede también, según las costumbres de cada lugar, tocar la campanilla en cada elevación”, señala la Instrucción General del Misal Romano (150).