Inmediatamente después de la muerte, santa Rita de Casia era ya venerada como protectora de la peste, probablemente por el hecho de haberse dedicado en vida al cuidado de los enfermos de peste sin contraer nunca la enfermedad. Fue este uno de los motivos, quizás el primero, en hacerle obtener popularmente el nombre de "Santa de los imposibles".
Plegaria
Bajo el peso del dolor, a ti, querida santa Rita, yo recurro confiado en ser escuchado. Libera, te ruego, mi pobre corazón de las angustias que lo oprimen y devuelve la calma a mi espíritu, lleno de preocupaciones.
Tú que fuiste elegida por Dios como abogada de los casos más desesperados, obtén la gracia que ardientemente te pido [pedir la gracia que se desea].
Si mis culpas son un obstáculo para el cumplimiento de mis deseos, obténme de Dios la gracia del arrepentimiento y del perdón mediante una sincera confesión.
No permitas que durante más tiempo yo derrame lágrimas de amargura.
Oh, santa de la espina y de la rosa, premia mi gran esperanza en ti,
y en todas partes daré a conocer tu gran misericordia con las almas afligidas.
Oh Esposa de Jesús Crucificado, ayúdame a bien vivir y a bien morir.
Amén.
¿Quién es santa Rita?
Santa Rita de Casia fue una mujer humilde y santa que vivió en el siglo XV. Tanto durante su vida como después de su muerte, santa Rita fue una poderosa intercesora, siempre rezando por los más necesitados.
Tras morir de tuberculosis, Rita fue casi de inmediato vinculada a múltiples milagros. Según el escritor Bert Ghezzi, "tres días después, Domenico Angeli, un notario de Casia, registró once milagros que ocurrieron justo tras la muerte de la santa".
Desde entonces, ha sido ampliamente reconocida como intercesora milagrosa, con innumerables milagros que ocurrieron a través de su intercesión celestial, en especial en causas imposibles.