Evangelizar siempre con caridad, mansedumbre y pacienciaSi san Pedro viviera hoy, de seguro seguiría usando las redes, pero no las de pescar, sino las del internet, y si san Pablo viviera hoy, sus viajes evangelizadores no serían a pie ni a caballo ni en barco, sino de modo virtual, hasta el último blog, tweet, página web, y chat, y tal vez en Misa se proclamarían Lecturas: ‘Del email de san Pablo a los cibernautas’, o ‘Del muro del Facebook de san Pedro’.
Ya sabemos que no es así, que ambos fueron contemporáneos de Jesús. Pero el hecho de que hayan vivido hace dos mil años no impide que puedan darnos ahora consejos relevantes, aplicables a nuestra actual comunicación digital.
Aprovechando que esta semana la Iglesia celebra la solemnidad de san Pedro y san Pablo, encomendémonos a su intercesión, y apliquemos sus consejos sabios a nuestra misión evangelizadora en el ciberespacio.
Consejo de san Pedro
“Velad. Vuestro enemigo, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe” (1Pe 5, 8-9)
Por ‘velar’ se entiende estar atentos, poner atención. ¿Por qué? Porque en las redes rondan, circulan, mensajes peligrosos, aparentemente muy positivos, aparentemente católicos, pero que en realidad distorsionan la fe, siembran semillitas de error, o de duda o de malestar con relación al modo de vivir la fe, a lo que dijo o hizo el Papa, a lo que enseña la Iglesia, etc.
Y quien los recibe suele reenviarlos sin revisar si su música, imágenes y textos promueven verdaderamente valores cristianos, o sutilmente plantean algo que puede apartar a la gente de Dios.
Hoy en día, san Pedro, nos advertiría: ‘pónganse listos, porque el Chamuco cibernavega, como hacker de la fe, buscando a quien desinformar’.
No nos vayamos con la ‘finta’, y sólo porque un mensaje que leemos en pantalla viene de fuente supuestamente católica, lo demos por bueno.
Examinémoslo primero, y si detectamos que no es tan positivo o cristiano como aparenta, démosle ‘clic’, pero no a reenviar sino a eliminar.
Consejo de san Pablo
“Evita las discusiones necias; tú sabes bien que engendran altercados. Y a un siervo del Señor no le conviene altercar, sino ser amable con todos, pronto a enseñar…y que corrija con mansedumbre a los adversarios, por si Dios les otorga la conversión que les haga conocer plenamente la verdad, y volver al buen sentido, librándose de los lazos del Diablo que los tiene cautivos, rendidos a su voluntad.
Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, advierte, exhorta, con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las mentiras. Tú en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio.” (2Tim 2, 23-26; 44, 2-5).
Amparada por el anonimato mucha gente se permite lanzar insultos, hacer críticas despiadadas y usar un lenguaje soez en internet, olvidando que se dirige a seres humanos, más aún, a hermanos, a quienes ofende y hiere gravemente.
Hay que seguir el consejo de san Pablo: evangelizar siempre con caridad, mansedumbre y paciencia. No escribir nada que no te atreverías a decirle a esa persona en su cara, tomando en cuenta que el Señor nos dejó un solo mandamiento, el de amar, y no ‘aplican restricciones’ al cibernavegar.
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Artículo originalmente publicado por Desde la fe