Descubre nuestra selección de esculturas religiosas que marcan la historia del arte
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Desde la Edad Media a nuestros días, examine la selección de Aleteia de las doce esculturas religiosas indispensables. Un paseo estético y espiritual a través de los siglos para descubrir o redescubrir estas increíbles obras, testimonios de la historia y de la fe.
- El ángel de la sonrisa
Escultura de la primera mitad del siglo XIII sobre el pórtico norte de la catedral de Reims. El ángel, que recibe a los fieles con una enigmática sonrisa, es una escultura célebre desde la Primera Guerra Mundial: la cabeza del ángel quedó decapitada durante el incendio de la catedral en 1914 y así se convirtió en un símbolo del patrimonio destruido por los alemanes. En 1926, fue restaurada y devuelta a su lugar sobre el pórtico de la catedral, donde siempre está visible.
- Tumba de Felipe el Audaz
En 1385, Felipe el Audaz, duque de Borgoña, funda en Dijon la cartuja de Champmol, donde descansará su sepultura. La tumba, desmantelada durante la Revolución, se conserva hoy día en el museo de Bellas Artes de Dijon. Concebida en alabastro y en mármol, está compuesta de cuarenta plañideros sobre los cuales reposa, encima de una losa negra, la efigie funeraria del duque acompañada de dos ángeles. Esta innovadora obra es un trabajo monumental: ¡el conjunto mide más de dos metros de alto!
- El David de Donatello
El David de Donatello es un importante hito de la historia de la escultura, ya que se trata del primer gran bronce fundido de la antigüedad. Se conserva hoy en día en el palacio Bargello, en Florencia, aunque su destino original era el palacio de los Médici. De hecho, la obra fue un encargo de Cosme de Médici durante el segundo cuarto del siglo XV. La figura, de una belleza insolente, corresponde a un joven desnudo de metro ochenta que exhibe una misteriosa sonrisa.
- Notre Dame de Grâce
Esta Virgen con el Niño es una obra de arte de la escultura de finales de la Edad Media. Esculpida entre 1460-1480 por un artista todavía anónimo, se la conoce como “Nostre Dame de Grasse” debido a la inscripción gótica en su base. La ternura del conjunto escultórico se ve reforzada por la dulzura de la policromía. Puede visitarse en la colección del museo de los Agustinos de Toulouse, Francia.
- La Magdalenade Erhart
María Magdalena, pecadora arrepentida, fue esculpida como asceta mística por Gregor Erhart a comienzos del siglo XVI. Ilustra perfectamente la historia de la santa que vivió como ermitaña en la gruta de Sainte-Baume, al sur de Francia, donde se sirvió de sus cabellos como único atuendo. En su origen, la estatua estaba suspendida de la bóveda de una iglesia, quizás la del convento dominico de Augsburgo. Pueden admirar esta creación nórdica de los albores del Renacimiento en el museo del Louvre.
- El Moisés de Miguel Ángel
Escultura contemporánea de la Magdalena de Erhart, este Moisés de mármol realizado por Miguel Ángel formaba parte de la tumba monumental del papa Julio II, en la basílica de San Pietro in Vincoli, en Roma. La obra es especialmente célebre debido a la presencia de cuernos sobre la cabeza del profeta. Hoy día se sabe que se debió a una mala interpretación del texto bíblico: los rayos de luz se convirtieron en cuernos por una mala traducción.
- El Éxtasis de Santa Teresa de Bernini
Este espectacular conjunto escultórico de mármol fue ejecutado por Bernini para la capilla Cornaro de Santa-Maria-della-Vittoria. El autor diseñó también la capilla al completo: arquitectura y escultura forman uno. La transverbación de santa Teresa de Ávila es una de las maravillas del arte barroco. Fue finalizada en 1652 y la santa había sido canonizada treinta años antes.
- San Miguel derrotando al dragón
Esta gran estatua del escultor Frémiet corona la aguja de la abadía del Mont Saint-Michel. En esta obra de finales del siglo XIX, el artista hizo gala de un nuevo realismo, casi severo, que privilegiaba a la ciencia histórica antes que a una visión artificial del pathos, dándole así a su san Miguel una silueta dinámica. En 1897 la estatua se instaló en lo más alto de la flecha construida por el carpintero Crepaux.
- El Cristo Redentor de Río
Encaramada al cerro del Corcovado, la estatua monumental de Cristo Redentor domina todo Río de Janeiro. La escultura instalada en 1931 y con 30 metros de alto se ha convertido en un monumento emblemático de la ciudad. Este Cristo que abre sus brazos a los fieles simboliza, entre otras cosas, la voluntad de la iglesia por reafirmar su presencia en Brasil.
- El Cristo de Assy
Obra del artista francés Germaine Richier (1902-1959), esta escultura fue encargada para la nueva iglesia de Assy. Para la decoración del edificio, el clero hizo llamar a numerosos artistas contemporáneos, entre ellos Braque, Léger, Matisse y Chagall. El Cristo de Germaine Richier ofrece la peculiaridad de unos brazos desmesurados, abiertos sobre el mundo, que se confunden con los maderos de la cruz. La instalación suscitó numerosos debates, por lo que fue retirada en 1951, aunque la escultura volvió a ser instalada en 1969.
- La vida de Cristo de Keith Haring
Concebida por el artista estadounidense justo antes de su muerte en 1990, Life of Christ es un tríptico en bronce cubierto de oro blanco. En el centro, Cristo reviste los atributos del niño resplandeciente. Mientras Hering realizaba su retablo ya conocía la proximidad de su muerte, así que su deseo fue hacer de esta obra un símbolo universal de esperanza. Propiedad de la ciudad de París, el tríptico es visible en la capilla Saint-Vincent de Paul de la iglesia Saint-Eustache de París.
- San Juan Pablo II, junto a Notre-Dame de París
Escultura obra del artista Zurab Tsereteli, esta estatua de san Juan Pablo II fue inaugurada en París en 2014 en la plaza Jean XXIII, al lado del ábside de la catedral de Notre-Dame. El papa está representado de pie, vestido con una casulla y las manos juntas en señal de oración. La obra, realizada en cobre, mide nada menos que 3,5 metros de altura y pesa 1,5 toneladas.
Y usted, ¿qué escultura añadiría a la lista?