¿Te cuesta dedicar tu vida a Dios? Prueba estos simples hábitos sagradosLlevamos una vida muy ajetreada. Siempre estamos en un tira y afloja con las distintas obligaciones: familia, trabajo y comunidad.
Parece que no tienen fin y, cuando asistimos el domingo a misa, recordamos nuestros intentos fallidos por vivir cada día bajo la inspiración de Dios. Olvidamos rezar y la vida nunca se detiene para dejar que nos pongamos al día.
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
A continuación proponemos cinco sencillos consejos que pueden ayudar a un alma cansada a recuperar cada día y dedicárselo a Dios.
La santidad es mucho más fácil de conseguir si dejamos de presionarnos y simplemente abrimos nuestro corazón con pequeños gestos cada día.
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Reza inmediatamente después de levantarte
San Josemaría Escrivá lo denominó el “minuto heroico” y escribió en Camino: “Muchos buenos cristianos han adquirido el hábito de dedicar el primer pensamiento del día a Dios. Lo que sigue es el ‘minuto heroico’, que facilita la Ofrenda de la Mañana y ayuda a empezar el día con buen pie. El minuto heroico. —Es la hora, en punto, de levantarte. Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y… ¡arriba! —El minuto heroico: ahí tienes una mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza. Si, con la ayuda de Dios, te vences a ti mismo, habrás ganado ventaja para el resto del día. Es desalentador encontrarse derrotado en la primera escaramuza”.
Es curioso lo fácil y lo difícil que es esta forma de comenzar el día con el pie derecho.
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Planifica cinco minutos al día para rezar
De nuevo, nada trascendental, pero es algo que a menudo olvidamos. Lo importante es que fijes un tiempo para rezar. Pueden ser 5, 15 o 30 minutos. La clave está en proteger ese tiempo y no dejar que nada lo modifique. Este momento puede dedicarse en casa, en el trabajo, o durante algún trayecto. Planifícalo y haz que sea una actividad repetitiva cada día.
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Reza la “oración de Jesús”
Otra forma de incorporar a Dios en tu día a día es mediante la breve oración de Jesús. En el Catecismo se describe esta antigua oración de la siguiente manera: “Esta invocación de fe bien sencilla ha sido desarrollada en la tradición de la oración bajo formas diversas en Oriente y en Occidente. La formulación más habitual, transmitida por los espirituales del Sinaí, de Siria y del Monte Athos, es la invocación: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros, pecadores”. Conjuga el himno cristológico de Flp 2, 6-11 con la petición del publicano y del mendigo ciego (cf Lc 18,13; Mc 10, 46-52). Mediante ella, el corazón está acorde con la miseria de los hombres y con la misericordia de su Salvador” (CIC 2667).
Recitar esta oración una y otra vez es una buena forma de meditar sobre la belleza y la misericordia de Dios. Se tarda apenas unos segundos en decirla, pero supone una gran inyección de espiritualidad.
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Lleva siempre un rosario contigo
No tienes que rezar un rosario, solo lleva uno en el bolsillo o el bolso. Esto puede parecer raro, pero sirve como fuente de inspiración o consuelo durante el día. Puede ser que metas la mano en el bolsillo para coger las llaves y saques el rosario, o que rebusques en el bolso y lo encuentres. Es un simple recordatorio de Dios y te ayuda a recordar que puedes rezar siempre que necesites a Dios.
¡Los rosarios fueron los primeros spinners!
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Reza antes de dormir
Si comenzaste el día con Dios, la única forma de terminarlo es con Él también. Las oraciones antes de dormir no deben ser complicadas, sino basarse en oraciones de agradecimiento. Agradece lo que Dios te ha dado durante ese día y haz propósitos para superarte al día siguiente. Muchos santos practicaban diferentes variantes de este ritual para dormir y todos se beneficiaron enormemente de ello.
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