Durante el embarazo puede producirse. Por eso conviene que sepamos cuándo hacernos un primer control y, en el caso de que haya aparecido, seguir las pautas del doctor y la dietista
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La diabetes gestacional es un tipo de diabetes que algunas mujeres desarrollan durante el embarazo. Suele desaparecer después del parto, pero en ocasiones puede convertirse en el inicio de una diabetes tipo 2 o bien ser el preludio de desarrollarla más adelante.
Las mujeres latinas, y muy especialmente las mujeres portorriqueñas, mexicanas y cubanas, tenemos más propensión a desarrollar cualquier tipo de diabetes y también la gestacional, por este motivo, es importante conocer de qué se trata, por qué se desarrolla, qué consecuencias tiene sobre nuestra salud y la del bebé, cómo detectarla y, sobre todo, como prevenirla y/o controlarla.
Cuando comemos azúcares o hidratos de carbono, nuestro cuerpo lo trasforma en glucosa, que se desplaza por la sangre; y gracias a una hormona que produce el páncreas, la insulina, puede ser absorbida por las células para conseguir “energía”.
Durante el embarazo la mujer produce una gran cantidad de hormonas que muchas veces impiden a la insulina realizar su misión con la misma eficacia, lo que obliga al páncreas a producir más insulina. Si el páncreas es incapaz de producir más insulina, esa glucosa se queda en la sangre y desarrollamos diabetes gestacional.
Factores a tener en cuenta
Entre las semanas 24 a 28 del embarazo a todas las mujeres se les hace un test de detección de glucosa en sangre, aunque si tenemos factores de riesgo se podría adelantar. Esos factores son antecedentes familiares de diabetes, haber engordado mucho durante el primer trimestre de embarazo, sobrepeso previo al embarazo, infecciones recurrentes – sobre todo de orina -, diabetes gestacional en embarazos previos, abortos naturales previos sin causa evidente, presión sanguínea alta, haber tenido bebés previos con sobrepeso al nacer o tener más de 35 años.
¿Es grave tener diabetes gestacional?
No es grave si, una vez detectado, se controla el nivel de glucosa. En caso contrario, puede tener consecuencias importantes tanto a corto como a largo plazo. Al recibir mucho azúcar en la sangre, el propio páncreas del bebé se verá obligado a trabajar en demasía antes de nacer.
Tenderá a crecer mucho -se llama macrosomia- sobre todo la parte superior del cuerpo, lo que puede provocar partos realmente difíciles e incluso obligar a realizar una cesárea, para evitar que el hombro del bebé quede atrapado en el canal del parto, haya falta de oxígeno o episiotomías demasiado grandes. También existen más posibilidades de desarrollar preclamsia. Después del parto, el bebé puede tener episodios de hipoglucemia o bajada brusca de glucosa, puesto que su organismo seguirá fabricando mucha insulina y en cambio el nivel de glucosa habrá bajado. Al crecer tendrá más posibilidades de desarrollar obesidad e incluso diabetes tipo 2. Sin embargo, todos estos riesgos pueden evitarse controlando bien el nivel de azúcar en sangre.
Y ¿cómo podemos controlarlo?
Para empezar, el ginecólogo recomendará visitar una educadora en diabetes, para aprender a realizarse las pruebas de control del índice de glucemia en sangre con un ligero pinchazo en el dedo de la mano con un dispositivo especial unos determinados momentos del día. Con ello, sabremos si la glucemia está controlada.
Una dietista ofrecerá recomendaciones de alimentación que básicamente consisten en tener una dieta baja en hidratos de carbono (evitar azúcares, reducir la cantidad de arroces, panes, patatas o pasta), con ingestas continuas de pequeñas dosis de alimentación (comer poquito pero cada 3 horas) y ceñirse a una dieta sana con mucha verdura, fruta con bajo índice de fructosa, pescado y carnes poco grasas.
Los principios de la alimentación para diabéticos son buenos para cualquier persona y pueden convertirse en una oportunidad de desarrollar hábitos saludables de alimentación para toda la familia. Si el médico lo recomienda, también es bueno hacer ejercicio porque de forma moderada ayuda a procesar la glucosa de forma natural. Si con la dieta y el ejercicio no se consigue controlar la diabetes, es posible que se le recomiende tomar insulina adicional tanto de forma oral como, si es necesario, inyectable.
Una vez controlada, simplemente, ¡disfrute de su embarazo!