Cómo retirarse de esta competición demente por ser la esposa y madre perfecta, y evitar el agotamiento maternalEntre la lucha por meter a un bebé que no para de llorar en el asiento del coche, dejar a un hermano mayor distraído en la guardería de forma puntual, y recordar que hay que enviar ese correo electrónico tan importante en el trabajo o recoger la ropa de la tintorería a las 9 de la mañana, es normal que las madres estén a punto de perder la paciencia a menudo estos días. Pero, ¿qué ocurre cuando estos sentimientos resultan incontrolables?
Puedes estar al borde de una situación de agotamiento: ese sentimiento de agitación que hace que la tarea diaria más insignificante parezca insuperable.
Por suerte, la ayuda se encuentra a la vuelta de la esquina si eres capaz de identificar el problema y adoptar algunos buenos hábitos.
¿Qué está pasando?
Sí, existen momentos en los que es difícil, llegamos al límite y solo queremos refugiarnos en el cuarto de baño y llorar. A mí también me ha pasado.
Cuando nació mi hijo, mis amigos me dijeron que querían hacerme una visita, y me dispuse a limpiar la casa de arriba a abajo. Quería que todo estuviese perfecto, incluida la tarta que acababa de preparar. Después de todo el esfuerzo, ni siquiera tenía la energía suficiente para darme una ducha. ¿Aprendí la lección? ¡Por supuesto que no! Siempre me encuentro siguiendo la misma rutina. Siento que tengo que hacerlo. Me imagino a mis invitados analizando con ojo crítico la mota de polvo más diminuta, comprobando si la ropa sucia se desborda por la cesta (o incluso cestas) y, básicamente, juzgándome por el estado de mi casa.
Cuidar a un hijo es una tarea enorme para cualquier madre. La lucha por conseguir la perfección para satisfacer las exigencias de otros (o lo que creemos que esperan) nos hace sentir un fracaso permanente. Pero eso no es todo…
Supuse que tras dar a luz volvería a la figura de antes de quedarme embarazada. Creo que aquí es donde comenzó la mayor parte de mi decepción: toda mi vida había cambiado y no sabía qué hacer. Ya no tenía energía ni ganas. Quería ser una supermamá en todos los niveles: ser femenina y atractiva al mismo tiempo que la perfecta ama de casa. Además, quería aprovechar al máximo mi baja por maternidad para realizar formación relacionada con el trabajo y mantener mi carrera en activo. Quería ser una superesposa, supercuñada y superhija.
Todo eso estaba desgastándome por dentro. Era demasiado para una sola mujer. Me odiaba a mí misma por tener un único deseo: ¡dormir!
¡Hasta aquí llegó!
Hay que retirarse de esta competición demente por ser la mujer perfecta. Un día en la vida de una madre ya es suficiente de por sí, sin añadir toda esta presión innecesaria (y, a menudo, autoimpuesta). Haz una pequeña pausa. Tómate un merecido descanso. Después de todo, el bienestar de una mujer afecta a su papel como esposa, también. A menudo, los conflictos matrimoniales también se deben a una falta de sueño, o a no ser capaces de hacer todo lo que se espera de nosotros. Las mujeres creen que el modelo de feminidad es ser amable, dispuesta y estar con el cabello bien cuidado. Sí, abejas trabajadoras y alegres que son ordenadas, tranquilas… y están agotadas. Todas las mujeres han sentido, al menos una vez en su vida, lo que Stasi Eldredge describe en su libro Cautivadora: “Las mujeres de forma casi universal sienten que son ‘demasiado’ e ‘insuficiente’. Al mismo tiempo”.
A la conquista de ese agotamiento
Todos necesitamos encontrar nuestro propio modo de superar el agotamiento. Tenemos nuestras propias costumbres, nuestra forma de cuidar de la casa, nuestros hijos y, por supuesto, nuestras familias, así como nuestra idea de cómo es una familia modélica.
Pero el primer paso es pedir ayuda: pídele a tu marido, tu abuela o tu tía que cuiden a los niños. Después, es tan simple como salir de casa. Ve a dar un paseo, a la peluquería, hazte la manicura o cómprate algo, aunque no tenga importancia. Simplemente evita las tiendas para niños.
Dedícate un tiempo
Aquí tienes algunas sugerencias de lo que puedes hacer durante ese tiempo:
– Dúchate o date un baño, maquíllate un poco o duerme una larga siesta. El objetivo es no tener interrupciones.
– Ignora el desorden. No hagas ninguna tarea si no tienes energía, descansa y disfruta de los momentos cotidianos con tu familia.
– Haz algo de ejercicio o baila. Simplemente diviértete un poco, aunque sea bailar con los niños mientras escuchas una música que te gusta. Esto hará que te sientas más positiva y optimista.
– Elige con cuidado a las amistades: evita aquellas que están constantemente quejándose y llevan toda la carga sobre sus hombros. Rodéate de personas felices y alegres.
– Intenta descubrir lo que te apasiona: asistir a una clase de baile a la semana, hacer senderismo, o participar en un concurso amistoso de repostería pueden hacer mucho bien.
– Intenta estar presente en el aquí y ahora, y no planifiques nada excesivo.
– Siempre recuerda que no le debes nada a nadie, y que no tienes que decir sí a todo. ¡Tienes permiso para decir que no!
¿Cómo se puede evitar el agotamiento?
Ser madre no es una competición, un examen. Lo que importa es tu esposo, tus hijos y tú misma. Durante una charla sobre “qué implica ser una pareja” en un grupo de trabajo, una mujer dijo: “La maternidad es un desafío. No se trata de dejar de ser quien eres, no debería impedir que persigas tus sueños”.
La vida tiene muchas facetas, y ser madre es solo una de ellas. Cambia tus intereses, haz algo nuevo. Dejarás de sentirte tan agobiada y tus ganas de vivir serán contagiosas.
Este artículo se publicó originalmente en la versión francesa de Aleteia y ha sido traducido y/o adaptado aquí para los lectores hispanohablantes.