Santa Teresa de Ávila (1515-1582) probablemente es la santa y la mística con más influencia en el mundo. Su fiesta se celebra el 15 de octubre.
Cristiana Dobner es una de las monjas carmelitas y de las mujeres católicas más prolíficas del momento. Traduce del alemán, inglés, francés, español, holandés, hebreo y ruso, y colabora con varios medios, entre ellos el Osservatore Romano. Vive en el monasterio de Santa Maria del Monte Carmelo en Concenedo di Barzio, en la localidad italiana de Lecco. Y de santa Teresa, sabe, lee, traduce y escribe.
Hemos decidido preguntar a Dobner, una mujer que irradia sabiduría, por qué esta santa, doctora de la Iglesia y cumbre de la mística cristiana, es una figura actual y útil para las nuevas generaciones.
“Basta ser mujer para caérseme las alas”. Escrito en su célebre libro de La vida, es una de las frases de la santa andariega, Teresa de Ávila, que se llamaba Teresa de Cepeda y Ahumada. Para Dobner, esta frase nos recuerda que con Teresa, la sociedad del momento no tuvo éxito: no la pararon ni le cortaron las alas.
En el mundo del Siglo de Oro español, la sociedad no era muy proclive a la “independencia de la mujer, es más, era todo lo contrario, mandaban los hombres y las mujeres se tenían que adaptar”, explica la carmelita italiana Cristiana Dobner, que explica como ya desde pequeña, Teresa “demostró saber obtener lo que quería”.
“Teresa estaba fascinada por los relatos y la lectura de los mártires, porque habían derramado su sangre y habían visto a Dios. Y ella, con tal de verlo, quería acelerar el tiempo. De hecho, indujo a su hermano pequeño Rodrigo a huir para ir a tierras musulmanas, para que les martirizaran y así podrían ver a Dios. Los familiares los encontraron al lado de Ávila. Pero esta era Teresa y esta era su determinación de niña. “Imaginémonos de adolescente o de mayor”, dice Dobner.