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Comer es una de las acciones más complejas que hacemos. Aun siendo un acto diario, la complejidad que le hemos insuflado no está solo en el número de recetas que se pueden encontrar sobre un mismo plato, sino en la complejidad de las distinciones que hacemos en nuestra comida.
Gracias a la gran variedad de azucares y grasas trans, se ha optado por buscar una dieta que sea más natural y con un valor nutrimental alto, dando lugar al veganismo.
El veganismo, es una corriente nutricionista que evita en su dieta cualquier producto animal directo (carnes y demás) o indirecto (leche, huevos, etc).
En su estilo de vida, evita cualquier producto de consumo extraído de fuentes animales (pieles, lanas, por ejemplo). La idea de fondo es que el ser humano no puede matar y explotar otros animales, pero sí plantas, porque los animales son seres dotados de un sistema nervioso central perceptivo y, por tanto, sienten dolor. Así que matar o explotar animales es causarles dolor.
Aunque el veganismo se autoproclama como un estilo de vida y no una forma de comer, lo cierto es que se trata de una forma de comer que sostiene todo un estilo de vida.
Aunque el veganismo es un corriente cultural y, por tanto, algo amorfo en sus tesis, se puede decir que se basa en varios libros. Uno de ellos es El estudio de China de T. Colin Campbell. En él se dice que el consumo ingente de proteínas de origen animal aumenta enormemente el riesgo de padecer determinados tipos de cáncer. Eso, para los veganos, significa la prueba de que el ser humano no está hecho para comer carne.
El segundo libro es el del filósofo Peter Singer, Liberación animal. Resumiendo mucho, Singer dice que la sacralidad de un ser vivo se basa en si se es capaz de sentir dolor o placer. Si lo es, hay que respetarlo y nunca causarle dolor. Eso incluye a los animales.
Y existe un tercer pilar (más reciente) que es la de apoyo al ecologismo. Las empresas relacionadas con el consumo animal son de las empresas que más metano producen al medioambiente, con el consiguiente problema del cambio climático. El documental de culto en el mundo vegano sobre este tema es Cowspiracy.
Bien vale reconsiderar si las hipótesis sobre las que se basa el veganismo son ciertas, porque algunas de sus conclusiones (aunque no todas), como proteger el medioambiente o no infligir dolor gratuito a un animal, son algo que más o menos todo el mundo puede estar de acuerdo. Entre esas hipótesis hay, al menos, 5 errores que conviene desmitificar.
1Nuestros ancestros no comían carne
Se ha demostrado paleoantropológicamente que toda la línea evolutiva del homo (desde el erectus hasta el sapiens -que somos nosotros-) ha comido carne. Más aún: hasta el Australopitecus (que no pertenece a nuestro taxón biológico próximo) comía carne. Estos datos fueron publicados por Richard Leakey del 2013, paleoantropólogo y padre de conservacionismo animal.
El único dilema que hay es si al principio el homo sapiens era más carroñero o cazador.
2Dejar de comer carne ayuda al medio ambiente
La producción de metano por parte de las empresas de ganado bovino es brutal y es absolutamente cierto que es un problema medioambiental de primer orden. Este se debe, sobre todo, a la digestión esférica de los bovinos, pues produce cantidades ingentes de metano. Pero curiosamente, produce más metano y es más dañino para el medio ambiente el cultivo de arroz que la producción (por poner un ejemplo de animales) de gallinas. Los datos pueden comparase en la página de la FAO.
3Es más natural y sana la comida vegana
Una persona vegana necesita de pastillas complementarias de B12 y de vitamina D absolutamente necesarias para el cuerpo humano y que se encuentran fácilmente en grasas animales. Los veganos aducen que las algas Nori o las setas shitake poseen contenidos de B12, y efectivamente, así es. Sin embargo, se tiene que comer 100 gramos diarios de algas Nori o Shitake para proveer el mínimo necesario para el funcionamiento correcto del ser humano. Algo exagerado y mundialmente imposible de sostener. Además, tomar por "natural" una dieta que necesita de complementos farmacéuticos no parece muy lógico.
Respecto a si es una dieta más sana: existen numerosos casos de veganos que han destrozado su sistema inmunológico y estomacal tras 20, 6 y 3 años de ser veganos.
4Se causa dolor a los animales
Se confunde el "daño" con el "dolor" y el problema no es el dolor, sino el daño. Algunas enfermedades que son un daño objetivo son detectadas tardíamente precisamente porque no causan dolor en sus primeros estadios.
5Nuestro estómago no está hecho para comer carne
Los paleoantropólogos, nutricionistas y paleomédicos explican que nuestro estómago es muy peculiar porque es un mix no comparable a otras especies. Esto es debido a que cocinamos la comida.
Si bien es cierto que nuestro estómago no está hecho solo para comer carne, cabe decir que nuestra ventaja biológica es que más que carnívoros, somos omnívoros.
Tener en cuenta estas cuestiones ayudaría a desentrañar algunas de las trampas que el veganismo está divulgando hoy en día.
En la vida diaria:
Se puede ser ecologista y no ser vegano, se puede ayudar y proteger a los animales y no ser vegano, y se puede comer bien sin tener que hacer una ingesta brutal de calorías procedentes de materia animal.