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Historias de estas las hay, y muchas. Pero no dejan de conmover y son las que en los planteles con la simple presencia ayudan a comprender que «hay cosas peores que las derrotas». Cuentan que el delantero Carlos Tévez suele pasar por el peligroso Fuerte Apache en el que se crió, para comer asado con sus amigos. Pero el Apache no es el único.
Gonzalo Ariel Montiel acaba de tener una jornada inolvidable este domingo 18 de diciembre tras consagrarse campeón del mundo con Argentina. Precisamente, fue él, luego de un partido para el infarto que se definió desde el punto penal, el encargado de generar el grito de desahogo de todo un país. Fue con su remate, con ese último gol, que Argentina se consagró campeón.
Actualmente, Montiel se encuentra en el Sevilla FC (España). Pero antes había tenido un pasaje deportivo estupendo para un defensor de su edad. A los 20 años, y en River, el club en el que jugó antes de llegar a Europa, «Cachete» llegó a jugar más partidos que nunca. Pudo anotar su primer gol, se ganó la total confianza de su entrenador Marcelo Gallardo, y rubricó un contrato hasta el 2021 en aquel entonces.
Pero en lo personal, soportó la pérdida de uno de sus mejores amigos por una infección intrahospitalaria tras una cirugía menor, y en la segunda parte del año de otros dos, víctimas de la violencia.
Fruto de la violencia en el barrio también había perdido a su querido abuelo, a quien sigue recordando, cuando tenía 7 años. Con él vendía frutas en un carro tirado por caballo en el humilde Barrio La Esperanza. Una vecina lo asesinó tras una discusión por los ladridos de un perro.
Hijo de papá albañil y mamá empleada doméstica, Gonzalo Montiel fue criado en Virrey del Pino, partido de La Matanza.
Es de las zonas más pobres y peligrosas del gran Buenos Aires. Sin embargo, por su dedicación al entrenamiento y concentración, su cuerpo técnico cuando estaba en Argentina lo consideraba un «alemán», serio como los jugadores más veteranos del plantel.
Ejemplo de esto es que pese a que su representante le alquilaba un departamento cerca del estadio de River, cuando regresaba al barrio a visitar a su familia aprovechaba la cancha de Virrey del Pino para entrenar nuevamente, sin que nadie se lo pidiera, como descubrió la revista El Gráfico.
Durante años vivió en la pensión de River para no viajar cinco horas diarias en un transporte público que sus papás apenas podían pagar. A sus papás, pese a tener 13 años, los veía los fines de semana. En la vida, Montiel se adapta a todo. Y en el campo también.
Por su versatilidad, su exentrenador Gallardo lo definió una vez como un «bombero», ya que apaga cualquier "incendio" y juega donde se le pida. Y este domingo también fue «bombero».
Su madurez para el fútbol ya se atisbó en su debut en Primera División. Fue en abril de 2016, cuando no le pesó para nada la presión del Monumental y tenía signos de ser un experimentado, pese a sus 19 años.
Montiel reza antes de cada partido. Como confesó en la entrevista con El Gráfico, no lo hace para ganar. Pide para que «no les pase nada» y para agradecer: «Eso más que nada, doy gracias por estar en el lugar que estoy».
Gonzalo "Cachete" Montiel suele ser un jugador callado. No era de dar demasiadas entrevistas cuando estaba en Argentina. Incluso había prometido tras la muerte de su abuelo no hablar hasta no debutar en primera.
Desde hace unos años se consolidó una promesa del fútbol argentino. Deporte golpeado y herido por la corrupción y los excesos, pero que cada tanto ofrece oportunidades para que chicos, con esmero y esfuerzo, puedan aspirar a una vida mejor. Y hasta ser campeones del mundo.