El Pontífice llegó como peregrino a Pietrelcina, tierra de Padre Pío en el centenario de las apariciones de las estigmas permanentes y en el 50 aniversario de la muerte del Santo. Propone el Premio Nobel a los ancianos. “Padre Pío se abandonó a los brazos de Jesús, amaba a Jesús, confiaba en él”, dijo el papa Francisco del santo italiano que pasaba 14 horas en el confesionario y luchó – según la tradición – ‘cuerpo a cuerpo’ con el diablo.
Francisco salió esta mañana del Vaticano para visitar la tierra de Padre Pío, Pietralcina, Diócesis italiana de Benevento con motivo de la celebración del centenario de las apariciones de las estigmas permanentes y en el 50 aniversario de la muerte del Santo.
Padre Pío “se sentía atraído por una fuerza superior…tenía sed […]”, citó las palabras del fraile a su superior de entonces. El Papa destacó la confianza de Padre Pío en la oración y en la eucaristía que eran “el corazón” de todas sus jornadas.
Sobre las estigmas en las manos y en los pies y en el costado que recibió el religioso hace cien años, dijo: “Recibió regalos místicos especiales del cielo, que precedieron la manifestación en su carne de los signos de la Pasión de Cristo”. Y subrayó la necesidad de ser una comunidad: “Un país que se pelea todos los días no crece, asusta a la gente y es un país enfermo y triste”.
Asaltado por el demonio
En el primer discurso en Pietrelcina ante los fieles, el Papa repasó los últimos años de Francesco Forgione (Padre Pío) en su país natal. “Nos encontramos hoy en el mismo terreno en el que el Padre Pío vivió en septiembre de 1911 para respirar un poco más de aire sano después de haber experimentado la mejora de su cuerpo […] No había antibióticos”, dijo Francesco.
En el tiempo de Padre Pío no habían antibióticos, se volvía a casa de la mamá, al campo. Francisco explicó que se necesita volver a los propios orígenes para encontrar la paz. En efecto, en la biografía de Padre Pio, él encontraba salud y bienestar en Pietralcina, su pueblo. ‘Fuera de ahí, se enfermaba y estaba mal. Era el signo divino de la voluntad del Padre’ hasta la fundación de un hospital que habría de llamarse Casa Alivio del Sufrimiento.
“En ese momento, de hecho, residía en su ciudad natal por razones de salud. No fue un momento fácil para él: estaba fuertemente atormentado en su corazón y temía caer en el pecado, sentirse asaltado por el demonio. Con pocas personas podía hablar de ello”.
”Quería entender lo que estaba sucediendo en su alma”, agregó: “En esos terribles momentos, el Padre Pío sacó vida vital de la constante oración y confianza que depositó en el Señor”, dijo el Papa, citando al Padre Pío: ” fantasmas feos que el diablo me presenta a la mente desaparecen cuando confío en mí mismo para abandonarme en los brazos de Jesús “.
“Aquí está toda la teología”, dijo en el comentario sin hojas el Papa: “Estás triste, estás enfermo, hay que abandonarse en los brazos de Jesús. Y lo hizo: amaba a Jesús y confiaba en él”. “Así que escribió al Ministro provincial, padre Benedetto, en marzo de 1911, afirmando que su corazón se sintió atraído por una fuerza superior antes de unirse a él en la mañana en la Santa Cena”.
“Y esta hambre y sed en lugar de quedarse satisfecho, después de recibirlo, creció más y más”, continuó el Papa que ha puesto a Padre Pío como ejemplo de misericordia, humildad y entrega a Dios.
Premio Nobel a los ancianos
En la parte más social del discurso y relacionado con la realidad de hoy en Pietralcina, Francisco sostuvo: “Espero que esta región pueda sacar nuevas fuerzas de las lecciones de la vida del Padre Pío en un momento difícil como el actual, mientras que la población envejece y disminuye gradualmente debido a que muchos jóvenes se ven obligados a ir a otra parte en busca de trabajo.”.
“La migración interna de los jóvenes es un problema”, continuó sin hojas Francisco: “Oren a María para que puedan encontrar trabajo aquí, con la familia, y no estén obligados a buscar otro sitio.” “La intercesión de su santo paisano apoye las intenciones de unir fuerzas con el fin de ofrecer especialmente perspectivas concretas a la generación más joven para un futuro de esperanza,”.
El Papa pidió también “atención rápida y llena de ternura para los ancianos, patrimonio incomparable de nuestras comunidades”. “Los viejos son un tesoro“, exclamó: “¡Por favor, no los marginen! Las personas mayores aprenden a hablar con los jóvenes y los jóvenes aprenden a hablar con las personas mayores que tienen sabiduría “.
“Yo estaba encantado primero en saludar a un hombre de 99 años y a una chica de 97”, dijo bromeando el Papa, todavía fuera del texto: “Ellos son la sabiduría de la vida. Hablen con ellos, sean protagonistas del crecimiento de tu pueblo”, añadió.
Y después un deseo final, incluso sin hojas preparadas: “Me gustaría que se diera un premio Nobel a los ancianos, que dan memoria a la humanidad.”
“Animo a esta tierra a guardar como un tesoro precioso el testimonio cristiano y sacerdotal de San Pío de Pietrelcina cristiana”, se despidió el Papa: “Es para cada uno de ustedes un estímulo a vivir la plenitud de su existencia, en el estilo de las Bienaventuranzas y con las obras de misericordia “.
De Pietralcina a San Giovanni Rotondo
El Papa llegó a Pietrelcina en helicóptero procedente del Vaticano, aterrizó en la plaza contigua a la Sala Litúrgica Piana Romana. Fue recibido por el arzobispo de Benevento, monseñor Felice Accrocca, y por el alcalde de Pietrelcina, Domenico Masone. Miles de fieles que estaban esperando la llegada de Francisco, la noche anterior ellos participaron en una vigilia de oración.
Francisco se dirigió a pie a través de la multitud que lo aclamó, hacia la capilla de San Francisco, donde rezó delante del ”olmo de las estigmas”. Luego, en la plaza frente a la Sala Litúrgica, se encontró con los fieles para su discurso. Después se trasladó en helicóptero de Pietrelcina a San Giovanni Rotondo (Foggia), sur de Italia, donde aterrizó después de aproximadamente media hora de vuelo.