Concepción Cabrera de Armida, un caso excepcional en la historia de la mística universal, va camino a los altares
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Concepción Cabrera de Armida (San Luis Potosí, 1862 – Ciudad de México, 1937), mejor conocida como “Conchita” va camino a los altares. Recientemente, el papa Francisco ha reconocido el milagro que le abre las puertas a la beatificación y a una posible santificación.
Carlos Francisco Vera Soto es un sacerdote Misionero del Espíritu Santo que ha seguido, quizá como nadie más en México, la obra y la vida de Conchita Cabrera.
Ha estado muy cercano a sus escritos, a su labor fundadora, a su espiritualidad y a su enorme presencia en la vida espiritual de un México convulso, el México de la Revolución y de la Cristiada.
¿Qué importancia tiene para México el reconocimiento del milagro atribuido a Concepción Cabrera de Armida y la muy pronta beatificación de esta mujer?
La beatificación de esta mujer mexicana es importante porque se reconoce que una hija de estas tierras ha generado una espiritualidad y unas obras que tienen un mensaje de gran actualidad.
México ha sido un país que ha sufrido en muchos momentos de su historia la dificultad de vivir su fe católica en plenitud.
Conchita vivió en los tiempos más convulsos por los que ha atravesado este país, desde la intervención francesa, el Segundo Imperio, los gobiernos liberales que despreciaron a la Iglesia católica, la Revolución, la persecución callista, las Leyes de la educación socialista que la excluían, etcétera.
Y esta mujer tuvo una actitud abierta al Espíritu que la llevó a trabajar siempre por el bien, la fraternidad y la búsqueda de caminos de reconciliación.
El papa Francisco reconoció el 8 de junio de 2018 el milagro atribuido a Conchita; esto es como el sello y la validación de toda su espiritualidad y su obra.
Se puede decir que es “la firma de Dios” que garantiza esta espiritualidad como un camino de santidad, por esto es importante este reconocimiento.
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De todas las virtudes de su obra como hija, esposa, madre, mística, escritora, fundadora y colaboradora de Jesús en la construcción del Reino, ¿cuál destacaría y por qué?
Concepción Cabrera tuvo una rica personalidad y en todas sus fases podemos admirar el poder de la gracia y la manera como Dios trabaja con quien secunda libremente su propuesta de salvación.
Lo más admirable en ella es la armonía de una discípula y misionera que presta su espacio y su tiempo para fecundar a la sociedad en la que le tocó vivir.
Fue una esposa y madre modelo (y también nuera, suegra, cuñada, abuela, tía), fue una mística y escritora que abordó prácticamente todos los temas teológicos más complejos sin haber apenas tenido formación.
Y fue una apóstol decidida que con la inspiración divina enriqueció a la Iglesia con obras para ayudar a otros en su camino de santidad.
Sin embargo, me parece que el punto más admirable y duradero en Conchita está en su aspecto místico, ya que legó a la Iglesia una inestimable cantidad de escritos que contienen el germen para ser estudiados y desarrollados más adelante para acompañar procesos de santidad.
Es un caso excepcional en la historia de la mística universal.
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Dígame tres elementos destacados de la espiritualidad de Conchita que tengan que ver con lo que necesitamos rescatar en estos tiempos.
En primer lugar, el elemento sacerdotal de su espiritualidad. La espiritualidad de la Cruz propone acentuar una mirada sacerdotal que busca tender puentes.
Invita a todos y todas a trabajar por formar un pueblo sacerdotal, contemplativo (que ora) y solidario (que trabaja), especialmente por los más desfavorecidos, por los sacerdotes y por todo el pueblo de Dios.
Seguido de la búsqueda por extender el Reinado del Espíritu Santo, esto quiere decir que en todo y en todos reine el Amor. Es la propuesta sencilla y comprometedora de vivir bajo la sombra del Espíritu y al calor de sus inspiraciones.
Finalmente, en tercer lugar, Conchita propone en su espiritualidad una vida en donde el amor a Dios y el amor a los demás se viva de manera eficaz, a través del ejercicio constante de las virtudes.
¿Y cuál podría ser su propuesta?
En un mundo orgulloso y hedonista propone la humildad y la entrega a los demás; en una sociedad que busca siempre los primeros puestos y la riqueza como meta de la vida, propone la caridad fraterna y la solidaridad con los necesitados. En un mundo descreído y sin esperanza propone la fe en Dios y la confianza en Él y en los demás.
En pocas palabras, vivir lo ordinario de la vida de manera extraordinaria, como Jesús y como María, madre nuestra y modelo de vida según el Espíritu.
Un arzobispo ya fallecido me dijo que iba a ser difícil que beatificaran a Conchita porque “había escrito mucho”. Quizá eso fue lo que hizo que tardara tanto la beatificación, ¿no cree?
Ciertamente que la causa de Conchita fue muy larga, de 1959 que se introdujo, a 2018 que se le reconoció el primer milagro, y seguramente el arduo estudio y la valoración de sus escritos llevó la mayor parte de ese tiempo.
Se conocen 66 tomos manuscritos de su diario espiritual (Cuenta de conciencia), aproximadamente 6.242 cartas (a arzobispos y obispos, sacerdotes, religiosas, laicos y familiares), 46 obras editadas, de las cuales muchas fueron escritas a petición de obispos mexicanos (devocionarios, obras de piedad, reflexiones, manuales para orar) y 27 obras inéditas, lo que dan un total de alrededor de 66.000 páginas.
Todos estos escritos fueron examinados, por eso en su estudio y valoración se cree que tardaron aproximadamente 23 años.
Entonces nos encontramos ante la fuerza mayor en esta hija de la Iglesia: sus escritos son un tesoro que seguramente irá siendo desgranado y distribuido para alimentar a la Iglesia.
Pensamos que cuando Conchita sea universalmente conocida y sus obras leídas y meditadas, podrá ser declarada Doctora de la Iglesia. Lo que pareció la mayor dificultad es ahora el mayor bien.
¿Habría motivo, como pasó con Junípero Serra, para que a Conchita se le dispense el segundo milagro y sea santificada muy pronto?
La vida y obra de Conchita nos parece en todos sus aspectos admirable. Sin embargo, el camino que ella ha llevado en su ascenso hacia los altares ha sido el mismo que llevó en su vida terrena: “todo sellado por la Cruz”.
Motivos habría muchos: la actualidad de su mensaje, la actualidad de su figura, la concordancia con lo que el papa Francisco está hablando sobre la santidad cotidiana y el ejemplo de Conchita, pero esos juicios corresponden a la autoridad competente.
Creemos que la fase en la cual ahora se encuentra su causa es la de difusión. Debemos difundir la vida y el mensaje de esta mexicana universal que ha sido un regalo de Dios para su Iglesia.
Como dijo de ella el anterior nuncio apostólico, Christopher Pierre, “su vida de relación con Cristo ha sido una fuente de vida espiritual, de valores cristianos, y sería bueno para los mexicanos conocer más a Conchita, porque para mí, Conchita es la mexicana. Es verdaderamente humana. Ha encarnado en sí lo mejor de nuestra fe”.