Brasil, un país sacudido por denuncias de médicos falsos y la muerte de mujeres en clínicas clandestinas de cirugías estéticas
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“Dr Bumbum”. Así se había popularizado Denis Cesar Barros Furtado, un médico brasileño que ha deslumbrado a miles de personas a través de las redes sociales, espacio que lo catapultó a transformarse en una verdadera estrella.
Furtado trabajaba en el campo de las cirugías estéticas y prometía maravillas a mujeres ávidas por tener un cuerpo perfecto y dominadas de alguna manera por el fenómeno de la “belleza espectáculo”.
Sin embargo, la osadía de Furtado no salió bien y en las últimas semanas su caso tomó relevancia internacional luego de que se confirmara la muerte de una mujer que se sometió a una cirugía estética clandestina en su apartamento. El hecho hizo que este médico huyera de forma inmediata y detenido al poco tiempo.
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Furtado no tenía autorización para ejercer la medicina en Río de Janeiro, según informó el Consejo Regional de Medicina de Río de Janeiro de forma paralela, recuerda un reporte de BBC Mundo.
Brasil es el segundo país con más cirugías estéticas del mundo, detrás de Estados Unidos, y este caso deja de manifiesto una situación que no se presenta de forma aislada. En los últimos días trascendió que al menos tres mujeres fallecieron en julio luego de ser sometidas a cirugías estéticas clandestinas en Río de Janeiro, algo que se suma a 31 denuncias este año sobre médicos falsos en la misma localidad, señala Ansa en base a las autoridades locales.
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“¿Entre quienes era más admirado ese médico? Entre las mujeres deseosas de tener un cuerpo deslumbrante, inalcanzable, el tipo de cuerpo idealizado por una cultura que deifica el trasero, que concibe a la mujer como objeto”, expresó indignada a esa agencia la psicoanalista Joana de Vilhena Novaes.
“Este es un país arcaico, machista, sexista que se vende al mundo con una tarjeta postal turística mostrando chicas esculturales en las playas de Río”, enfatizó esta especialista en Enfermedades de la Belleza de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y autora de varios libros.
“La manía de súper erotizar los cuerpos enceguece a las mujeres detrás de un ideal inalcanzable, que es el del espectáculo del cuerpo”, sentencia la especialista, quien motivó a la realización de campañas de salud pública en los medios contra una obsesión que puede transformarse en mortal si no es abordada por las personas adecuadas.
Por su parte, la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica (SBPC), expresó preocupación ante la creciente presencia de no especialistas que trabajan en el ámbito de las cirugías plásticas, algo que califican de “invasión alarmante”, y las consecuencias que conlleva ponerse en contacto con ellos. “Solo médicos especialistas están habilitados para realizar procedimientos estéticos y en lugares apropiados”, aclaran.
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Idolatrías que esclavizan
Mientras tanto, el tema preocupa y rompe fronteras. El propio papa Francisco sorprendió este miércoles durante la Audiencia General con una reflexión sobre las idolatrías que esclavizan. Entre otras cosas, expresó que el mundo hoy ofrece un supermercado de ídolos e idolatrías tales como el dinero, la fama o el propio culto a la belleza, entre otros.
“Los ídolos prometen felicidad, pero no la dan, sino que esclavizan y terminan haciéndose dueños de nuestra existencia. En cambio, el verdadero Dios no nos ofrece ilusiones ficticias ni hace despreciar el momento presente, sino que enseña a amar a los demás y a vivir la realidad de cada día”, indicó al hacer referencia a la promesa de felicidad que dan los ídolos.
Perl el Papa también habló de la idolatría detrás del cuidado desmedido de la belleza. “La belleza pide sacrificios humanos, pregunten a la mujer que se maquilla demasiado, no es malo maquillarse, pero no para volverse una diosa”, citó como ejemplo.
Es por todo esto, a raíz de estos casos que conmueven a la opinión pública actualmente en Brasil, que se puede concluir que detrás de esta búsqueda obsesiva de una belleza corporal -que traspasa los límites de la normalidad y que incluso puede poner en riesgo la vida- también puede haber una idolatría que esclaviza y que promete una falsa felicidad.
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