Puedes incluso odiar el gusto musical de ellos, pero oír música con tus hijos te acercará a ellosCuando yo era adolescente – en esa fase en que la gente empieza a descubrirse – yo hacía lo que todos los de mi edad hacían: reinventaba mi identidad alrededor de la música. Me acuerdo que sentía mundos enteros de profundidades aturdidoras que me estaban esperando, escondidos en las letras de, digamos, “Don’t Stop Believing”.
Ser adolescente no es nada fácil; puede ser un momento intenso y difícil de la vida. Para mí, como para muchos otros, la música que me gustaba era una fuente de confrontación e inspiración.
Pero yo no pienso que mis papás, que eran tremendamente amorosos, entendían eso. Una o dos veces intenté tocarles algo; algo que yo pensaba que era lo suficientemente profundo para parar el corazón. Como mi música no era bien recibida por ellos, dejé de intentarlo. Yo no quería arriesgar más vergüenzas. Pero, aunque mi gusto musical es diferente hoy en día, me acuerdo de cuánto quería compartir aquello que me gustaba.
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Cómo hablar con un hijo adolescente
Ahora, un estudio de la Universidad de Arizona confirma mi experiencia. La investigación concluyó que, al oír música con niños de cualquier edad, su relación con ellos mejora.
“El efecto fue más pronunciado en experiencias musicales compartidas que se llevaron a cabo durante la adolescencia”, dicen Sandi Wallace y Jake Harwood, co-autores del estudio.
Los investigadores afirman que compartir una experiencia musical hace dos cosas:
- “Coordina” tu relación. Están oyendo la misma música, entonces sus mundos separados se unen en ese momento. Para un adolescente, que sinceramente siente que él es la única persona que ha pasado por lo que le está sucediendo, es algo poderoso compartir una experiencia en su propio mundo. Es un gesto de amor que no pasa desapercibido.
- Promueve la empatía. Oír música puede ser una experiencia profundamente emocional, y oír música con otra persona rompe las barreras existentes entre ellas. Sentir una emoción es ser vulnerable, y compartir esa emoción con alguien que te ama puede recordar cuánto tienen aún en común. Incluso cuando no logres entender por qué diablos a tu hijo le encanta esa música, puedes al menos entender que lo que siente es real.
No es necesario amar el gusto musical de tu hijo adolescente. Pero intenta dejarlo escoger la estación de radio cuando estén juntos en el carro o, cuando mencione que hay un artista en particular que ha descubierto, pídele que te muestre algunas de sus canciones. Y nunca sabes… tal vez encuentres un nuevo cantante favorito en ese proceso.