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San Buenaventura (1274), fue el 5º ministro general de la Orden Franciscana después del seráfico padre Francisco.
Buenaventura tenía un gran amor y devoción a la Virgen María, y tenía como absolutamente cierto que Dios preservó a María de la violación del pudor y la integridad virginal en la concepción y el parto, y que tampoco permitió que su cuerpo se desintegrase, descomponiéndose para luego convertirse en cenizas.
Fueron tantos los escritos sobre el tema que dejó el santo que incluso un párrafo entero de la constitución apostólica Munificentissimus Deus está dedicado a la teología de san Buenaventura da Bagnoregio.
Con esta constitución apostólica del 1 de noviembre de 1950, el papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María al cielo en cuerpo y alma.
Una oración
Su gran amor de san Buenaventura a la Virgen María lo expresa en estos consejos y una pequeña oración: