Se dice que los adquirió al estar en estrecho contacto con Jesús
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¡Cuántos tesoros se esconden en el Vaticano! Y en realidad no son ni de oro ni de plata, simplemente obras u objetos que son de un valor incalculable para el cristiano, como la columna santa donde Jesús se apoyaba en el templo de Jerusalén o también llamado templo de Salomón para hacer las predicaciones a los hebreos.
Esta columna junto a otras diez (en total eran doce, una se perdió) ha sobrevivido a la antigua basílica constantiniana del Vaticano. Fue el mismo Constantino quien las hizo traer desde Jerusalén.
Pero ¿por qué a esta columna también se la denomina columna de los endemoniados o de los obsesos? Se dice que como la columna estuvo en estrecho contacto con Jesús, esta adquirió poderes extraordinarios, una potencia divina que era capaz de liberar a los endemoniados de sus grandes aflicciones, es decir tenía el poder de expulsar los espíritu malignos, por eso fue muy utilizada por los exorcistas.
Por lo tanto cualquiera que se presumía endemoniado era atado a la columna y se realizaban los ritos entre sermones e incienso para alejar por siempre al demonio del pobre afectado.
Pero más allá de sus poderes divinos esta columna junto a sus hermanas, que tienen alrededor de 3 metros de altura, jugó un rol importante en la historia del arte: sirvieron de inspiración a Bernini, para la creación de las imponentes columnas de casi 30 metros del baldaquino del altar mayor de la Basílica.
Y fue el mismo Bernini quien hizo colocar 8 de las antiguas columnas en los balcones que se encuentran en los ángulos alrededor del altar mayor.
Otras dos se encuentran en la capilla del Santísimo Sacramento y la famosa columna de los endemoniados se conserva desde el 1965 en el Museo del Tesoro de la Basílica, en la conocida Sala de la Columna.
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Fuente: “Segreti e tesori del Vaticano.Un viaggio straordinario nell’unico Stato Patrimonio dell’Umanità”, Massimo Polidoro