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Según un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualmente hay 1.300 millones de fumadores adultos en el mundo.
Esta organización constata que cerca de 8 millones de personas mueren al año por culpa del tabaco. De ellos, 1,2 millones eran fumadores pasivos, esto es, no fumaban pero recibían el humo del tabaco fumado por otras personas. 65.000 niños murieron por ser fumadores pasivos.
Buena parte de esos fumadores –para ser exactos, un 80%– se encuentran en países de renta media y baja.
América es el continente en el que, por lo menos en los 20 países con datos suficientes, cumplirá las metas de la OMS de reducir en un 30% su tasa de consumidores de tabaco para 2025. En Europa, ese número alcanza apenas a seis países y en África y el Sudeste asiático, apenas un país de los que tenían datos disponibles, cumplirían esa meta.
La OMS se unió en 2018 a la Federación Mundial del Corazón para destacar el vínculo entre tabaco y enfermedades cardiovasculares, las principales causas de muerte en el mundo. Ambas causas suponían ya entonces 17,9 millones de muertes al año (el 44% de todas las muertes por ENT).
Está demostrado que la dependencia psicológica es más resistente que la física. Cambiar hábitos, romper asociaciones realizadas con el tiempo y conseguir instaurar nuevas pautas y costumbres para eliminar aquellas que se han hecho habituales, resulta muy costoso.
La mentalización, el convencimiento de los beneficios a corto y largo plazo y conocer las emociones y sensaciones que podemos experimentar son elementos clave a la hora de enfrentarnos al reto de abandonar la dependencia al tabaco. De esta forma, anticiparemos consecuencias y estaremos prevenidos, disminuyendo así la probabilidad de caída o recaída.
Pasos para hacer frente a la dependencia psicológica
- Contar con una adecuada información acerca de los efectos que el tabaco y todos sus componentes tienen en el organismo.
- Realizar un registro las primeras semanas donde se cuantifique, en la medida de lo posible, cantidad y frecuencia de cigarrillos consumidos. También se puede registrar la situación antecedente para un mayor control.
- Repasar aquellos motivos por los que hemos decidido dejar de fumar y convencernos de ellos. "Hay que pensar también en cuáles son los objetivos que queremos conseguir a nivel de bienestar, salud, relaciones sociales, hábitos, etc... con este cambio tanto a corto como a medio y largo plazo", añade.
- Desarrollar en los primeros momentos un adecuado control estimular, evitando aquellas situaciones o estímulos que precipiten la conducta de fumar; para, poco a poco, ir generando un autocontrol a medida que nos exponemos a ellas.
La dependencia de la nicotina, unida a la dependencia psicológica y a los hábitos arraigados durante años requiere de una solida decisión personal si realmente se quiere dejar de fumar.
La información sobre los beneficios y los medios concretos para evitar las ocasiones harán que estemos más preparados para enfrentarnos a esta gran decisión; y conseguir con éxito eliminar la dependencia al tabaco. Se trata de una opción por la vida, por el respeto de la propia vida y la de los demás.