Luis y Celia Martín, los primeros casados que fueron canonizados juntos, inicialmente no se sintieron atraídos por la vida matrimonial. De hecho, el matrimonio era la idea más lejana de sus mentes.
Ambos se sintieron atraídos por la vida religiosa y cada uno trató de unirse a una comunidad que facilitaría su búsqueda de la santidad.
Sin embargo, por diversas razones, a ambos se les negó la entrada a la vida religiosa y regresaron al mundo sin saber qué pasaría después.
Con el paso de los años, Luis y Celia comenzaron a sentir que habían sido llamados a la vida matrimonial. Sin embargo, no llegó ningún pretendiente elegible para ninguno de los dos.
Pero un día sus vidas cambiaron para siempre.
Inmediatamente lo supieron
Mientras Celia caminaba por un pequeño y estrecho puente medieval en su ciudad natal de Alençon, notó a un joven alto y guapo que caminaba hacia ella.
Celia nunca lo había visto antes y no pudo evitar sonreír. Entonces, cuando estaban a punto de rozarse, Celia escuchó dentro de su alma:
"Este es el que he preparado para ti".
Luis igualmente quedó impresionado por esta hermosa joven. Uno puede imaginarse a las dos almas enamoradas mirándose la una a la otra mientras seguían caminando hacia los extremos opuestos del puente.
Providencialmente, la madre de Luis había estado tomando algunas clases de encaje con Celia y ya había querido jugar a la casamentera, y enfocó a su hijo hacia la joven.
Cuando los dos se encontraron, inmediatamente supieron que Dios había puesto el uno al otro en su camino para unirse en el sacramento del matrimonio.
Un fecundo matrimonio
No perdieron el tiempo y después de solo tres (¡largos y dolorosos!) meses de compromiso, los dos se unieron en matrimonio el 13 de julio de 1858. Celia tenía 27 años y Luis 35 cuando se casaron.
Este fue solo el comienzo de un hermoso matrimonio que tuvo muchos hijos, incluyendo la famosa santa Teresa de Lisieux y la Sierva de Dios Leonia Martin.
Si bien no todos los matrimonios comienzan de esta manera, esta historia nos recuerda que Dios es un romántico de corazón, siempre dispuesto a sorprendernos con su plan para nuestras vidas.