Una tradición que se celebra en Buenos Aires, Argentina, hace 15 años
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En la solemnidad de la Anunciación, la Iglesia argentina acogerá una ya tradicional manera de renovar en el Niño Jesús el afecto y cuidado por todos los niños: Un Rosario por la Vida.
El Rosario por la Vida se celebra en Buenos Aires desde hace 15 años. Un par de años antes, el Estado argentino, mediante un decreto presidencial, había adoptado al 25 de marzo como el Día del Niño por Nacer en simultaneidad con la solemnidad de la Anunciación, “en virtud de que el nacimiento más celebrado en el mundo por cristianos y no cristianos es el del Niño Jesús”. Pero hasta 2003 no había mayor celebración formal de la fecha.
Fue entonces que un grupo de mujeres de Buenos Aires propuso celebrar al Niño por Nacer con el rezo del Rosario, actividad que acercaron a su entonces Arzobispo Jorge Mario Bergoglio. El 25 de marzo le entregaron la icónica imagen con la que hoy se sigue difundiendo el Rosario por la Vida, y remitieron otra que viajó a Roma para ser bendecida por el Papa Juan Pablo II.
Aquella actividad fue creciendo en Buenos Aires siempre acompañada y acogida por el cardenal Bergoglio, quien en 2011 ya la acogió en la Catedral, y luego por su sucesor el cardenal Poli. Hoy, el Rosario por la Vida de Buenos Aires cumple 15 años, y no será solo rezado allí en la Catedral primada, sino que se le sumarán al menos 20 locaciones más en todo el país, además de otras que ya lo han celebrado el fin de semana.
Aquel 25 de marzo de 2004, cuando comenzaba a caminarse este Rosario por la Vida que en esa primera edición se rezaría en la Plaza Pizzurno, el entonces arzobispo Bergoglio sintetizaba en su homilía de la Solemnidad de la Anunciación tres actitudes para respetar y hacer crecer la vida del niño por nacer:
“Jesús se hace niño. Jesús comienza como todo niño y se integra en la vida de familia. La ternura de la madre hacia ese hijo que viene, la esperanza del padre (adoptivo en este caso) que ha apostado al futuro de la promesa, el paciente crecer cada día un poco más hasta el momento de ver la luz, todo esto que se da en la gestación de los niños, con Jesús adquiere una nueva significación que ilumina la comprensión del misterio del hombre y marca nuestra existencia con valores que florecen en actitudes: ternura, esperanza, paciencia. Sin estas tres actitudes (ternura, esperanza, paciencia) no se puede respetar la vida y el crecimiento del niño por nacer. La ternura nos compromete, la esperanza nos lanza hacia el futuro, la paciencia acompaña nuestra espera en el cansino pasar de los días. Y las tres actitudes constituyen una suerte de engarce para esa vida que va creciendo día a día”.
Argentina cambió y mucho durante estos 15 años del Rosario por la Vida. Sin embargo, las virtudes a pedir para poder acompañar a cada niño por nacer no lo han hecho: ternura, esperanza y paciencia.
Imágenes de la marcha del 23 de marzo con motivo de las jornadas por el niño por nacer (hacer click en galería):
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