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El papa Francisco mostró la alegría de la Resurrección y cómo fueron las mujeres las primeras que recibieron el anuncio del Evangelio:
"Dejémonos alcanzar, pues, por el mensaje consolador de la Pascua y envolver por su luz gloriosa, que disipa las tinieblas del miedo y de la tristeza.
Jesús resucitado camina junto a nosotros. Él se manifiesta a los que lo invocan y lo aman".
Francisco explicó que la liturgia nos remite al sepulcro vacío de Jesús y a las mujeres, que llenas de temor y de alegría, están yendo de prisa a llevar la noticia a los discípulos.
"Jesús expulsa de sus corazones el miedo y las anima aún más a anunciar a los hermanos lo que ha sucedido".
Todos los Evangelios, precisó el Papa, resaltan el papel de las mujeres, María Magdalena y las demás, como primeras testigos de la resurrección.
Los hombres, asustados, estaban encerrados en el Cenáculo. Pedro y Juan, advertidos por María Magdalena, hacen sólo una rápida salida en la que constatan que la tumba está abierta y vacía.
Pero son las mujeres las primeras que se encuentran con el Resucitado y las que llevan el anuncio de que Él está vivo.
"Después de los ritos del Triduo Pascual, que nos han hecho revivir el misterio de la muerte y de la resurrección de nuestro Señor, ahora con los ojos de la fe lo contemplamos resucitado y vivo.
También nosotros estamos llamados a encontrarlo personalmente y a convertirnos en sus anunciadores y testigos".
¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!
Antes de concluir su alocución, el Papa dijo que con la antigua Secuencia Pascual, en estos días repetimos: ¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!
Y en Él también nosotros hemos resucitado, pasando de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad del amor.
"Dejémonos alcanzar, pues, por el mensaje consolador de la Pascua y envolver por su luz gloriosa, que disipa las tinieblas del miedo y de la tristeza. Jesús resucitado camina junto a nosotros. Él se manifiesta a los que lo invocan y lo aman".
En primer lugar en la oración, pero también en las alegrías sencillas vividas con fe y gratitud.
También podemos sentirlo presente compartiendo momentos de cordialidad, de acogida, de amistad, de contemplación de la naturaleza.
Que este día de fiesta, concluyó Francisco, en el que se acostumbra disfrutar de un poco de ocio y de gratuidad, nos ayude a experimentar la presencia de Jesús.
"Pidamos a la Virgen María poder tomar a manos llenas la paz y la serenidad, dones del Resucitado, para compartirlos con los hermanos, especialmente con quien tiene más necesidad de consuelo y de esperanza".
En su mensaje tras el rezo del Regina Coeli del Lunes de Pascua, el papa Francisco mostró una vez más su cercanía a la Iglesia en Sri Lanka:
"Rezo por las numerosas víctimas y heridos y pido a todos que no duden en pedir toda la ayuda necesaria. Deseo que todos condenen estos actos terroristas inhumanos y jamás injustificables. Oremos a la Virgen María".