Se fue de voluntariado a Costa de Marfil con un grupo de estudiantes y allí lejos de su España natal sufrió un accidente mortal
Un campo de trabajo organizado por el Colegio Mayor Bonaigua y el Colegio Canigó de Barcelona (España) para rehabilitar una escuela infantil y ayudar a niños de Costa de Marfil en junio de 2019 se vio afectado por un accidente de tráfico en el que falleció la coordinadora de voluntarias, la profesora Teresa Cardona.
Uno de los minibuses en los que viajaban las voluntarias españolas desde Abidjan a Yamoussoukro volcó. Otras diez jóvenes resultaron heridas, informó la oficina de información del Opus Dei en Cataluña.
La pérdida de Teresa, una joven numeraria del Opus Dei deportista y jovial, empeñada en la justicia y en fomentar la preocupación social entre las estudiantes, causó una gran conmoción. También impulsó una amplia corriente de oración y de agradecimiento por una vida dedicada a Dios y a los jóvenes.
Esta es la reflexión de un padre de familia del colegio en el que ella trabajaba:
Sonrisa franca
No la llegué a conocer muy a fondo. Cuando ella era pequeña, yo iba a jugar a su casa porque su hermano Javier era uno de mis “mejoresamigos” en algunos años de primaria.
Mientras escribo esto, Javier está volando a Abidjan, para repatriar el cuerpo de Teresa, fallecida en un accidente ayer mismo en Costa de Marfil.
Años más tarde, me la encontré inesperadamente en una reunión de Canigó, el colegio de mis hijas. La reconocí al instante. La sonrisa franca, la mirada limpia y transparente.
Cruzamos unas palabras y en seguida detecté el sentido del humor característico de su familia (¡su padre me había dado clases de Derecho Político!). Después, fuimos coincidiendo en diversos eventos.
Sirviendo a los demás
Siempre atenta a todo, dispuesta a ayudar, sin querer hacer sombra a nadie, dejando que los demás brillaran, incluso con la luz que ella les prestaba.
Ella fue asumiendo nuevas responsabilidades, acordes a su preparación y disposición. Ahora era subdirectora.
Digo que no la conocía mucho, pero no es cierto del todo. Teresa era, es también ahora en su trayecto al Cielo, numeraria del Opus Dei.
Y eso sí lo conozco bien, aunque solo sea porque tengo una hija que también lo es. Sé lo que significa.
Numeraria
Significa haber transformado la maternidad corporal en maternidad espiritual, con esa capacidad de expansión que tiene el corazón humano que se entrega indiviso a Dios y es capaz de anticipar de alguna manera la íntima unión que todos alcanzaremos en la otra vida.
Significa olvidarse de una misma y poner todos los talentos, que suelen ser muchos, al servicio de los demás, para llevar cuantas más almas sea posible a Dios y a la felicidad humana.
Significa reescribir el rostro con una sonrisa permanente, iluminar la mirada con la limpieza de un amor sin condiciones, tener los brazos siempre abiertos a quien quiera refugiarse en ellos.
Significa soportar todas las incomprensiones con alegría y devolver siempre bien por mal, regando a veces con lágrimas la tierra propia y ajena para que crezca y dé fruto.
Significa no tener nada propio y, al mismo tiempo, tener todo a disposición de los otros, vivir una vida desprendida y generosa, volcada a los demás.
Significa irse de voluntariado a Costa de Marfil con un grupo de niñas, mientras la mayor parte de la sociedad se prepara para disfrutar de unas merecidas vacaciones.
Significa dejar la vida en un recodo cualquiera del camino para, desde allí, callada y eficazmente, dejar sembrada en muchas almas una semilla imperceptible que irá creciendo en el corazón de todas sus compañeras de voluntariado, en las personas que les acompañaban, en sus padres, familiares, amigos y en todos los que, como nosotros, desde la distancia próxima del dolor humano y sobrenatural, rezamos por Teresa.
Significa, como diría Teresa, que Dios sabe más y todo lo que sucede es para bien de los que le aman, aunque a veces hagan falta años para entenderlo.
Fragmento de un artículo publicado originalmente en el blog de Javier Vidal-Quadras Trías de Bes