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El legado de Allou, nieto del primo de Verne, es uno de los más notables del arte religioso de noreste argentino
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Si el Río Iguazú fuese una pista de automovilismo, habría que llamar al destino final de una tradicional peregrinación juvenil al Santuario Santa María del Iguazú -en plena selva misionera- como el último aviso en la curva final antes de la recta de llegada a las Cataratas. En definitiva, la última curva antes de una de las maravillas naturales más impresionantes de Sudamérica.
Desde Puerto Libertad y hasta él, el camino puede terminar tiñendo de rojo furioso el calzado con la tierra de estos pagos, en el que los arbustos van ganando en dimensiones en la medida en que se acerca el destino donde ya no hay dudas de que se está en la selva, menos aún a la altura del refugio de animales GuiráOga, cuando el camino se estrecha preparando la magnificencia de la meta.
Al otro lado del Río Brasil; de este Argentina. Y en él una advocación mariana que evoca un tiempo en el que los países no existían, renacida no hace mucho tiempo. Es que por estas tierras en 1626 los misioneros jesuitas fundaron la reducción de Santa María de Yguazú, en la que más de 8,000 guaraníes abrazaron la fe. A los pocos años la reducción se mudó más al sur, y con el tiempo y los avatares políticos, desapareció y sólo quedaron las ruinas. Su advocación mariana, pasó al olvido, al menos por algunos siglos.
Fue en la década del 80 que el odontólogo paraguayo apasionado de la selva y la talla en madera Rodolfo Allou creó una imagen en madera de cancharana, con aspecto de mujer trabajadora, de campo, que abrazaba al niño Dios arropado en su pecho. El primer obispo de la diócesis de Puerto Iguazú buscaba por esos años volver a dar vida a laimagen, y dio con esta pieza, que no era similar en aspecto a la que los guaraníes veneraban, pero interpretó que así quería María estar presente en esta nueva Iglesia que comenzaba un nuevo camino en la selva misionera.
Teófilo Rodolfo Allou era hijo de Juan Pablo Allou, nacido en Paraguay, y nieto de Paul, oriundo de Francia y primo hermano de Julio Verne, el notable novelista francés que imaginó en sus aventuras algunos de los desarrollos tecnológicos más fascinantes que la humanidad tenía por delante. Una hermana del padre de Julio, Pierre, era madre de Paul. Y el vínculo era estrecho al punto que se sabe los primos Julio y Paul vivieron en la misma casa. Se distanciaron cuando Paul emigró a Sudamérica, aunque siguieron en contacto epistolar.
El legado de Allou, nieto del primo de Verne, es uno de los más notables del arte religioso de noreste argentino. Autodidacta, dejó grandes obras tanto de índole religioso como retratos de la vida guaraní y la selva, expuestas en el Museo Imágenes de la Selva Rodolfo Allou. Una de sus obras más emblemáticas, no obstante, no puede decirse suya. Es de la Iglesia de Puerto Iguazú que la adoptó como propia y patrona.
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Actualizado julio 2022