Visitar casas embrujadas es una forma popular de diversión para muchas personas, que lo hacen con la esperanza de asustarse. Si bien la mayoría de estas casas embrujadas son creadas por mano humana y generalmente son de naturaleza "inofensiva", existen algunas que no son operadas por ninguna fuerza en este mundo. Una casa puede convertirse en "embrujada", aunque generalmente no está habitada por fantasmas como comúnmente la imaginamos en nuestras mentes.
¿Fantasmas o demonios?
La mayoría de las veces cuando una persona piensa que su casa está embrujada, es posible que un espíritu demoníaco esté presente. Esto generalmente sucede cuando alguien invita a un demonio a sus vidas a través de diversos medios, como jugar con un tablero Ouija.
Una táctica común del diablo es tratar de influir en nosotros a través del miedo. Es su esperanza que nos asustemos y seamos alejados de Dios. Si bien los demonios no tienen cuerpos físicos, pueden influir en el mundo material, incluso moviendo objetos por la habitación.
Llama al sacerdote
Si no hay una explicación natural y los sentimientos provocan miedo o ansiedad, san Ignacio de Loyola sugiere que podría ser una criatura espiritual malvada. Loyola escribe:
"Si en el curso de los pensamientos que él trae termina con algo malo, con una tendencia a distraer, o menos bueno que lo que el alma había propuesto hacer anteriormente, o si lo debilita, lo inquieta o lo perturba, quitando su paz y tranquilidad que tenía antes, es una clara señal de que procede del espíritu maligno, enemigo de nuestro beneficio y salvación eterna".
Si sospechas que tu casa puede estar embrujada, lo mejor que puedes hacer es contactar a tu párroco. Él podría ir a tu casa y bendecirla, alejando a cualquier espíritu maligno que pueda habitar allí.
Una intervención más especializada
La mayoría de las veces la bendición de un sacerdote será exitosa, pero otras veces un exorcista necesitará ser llamado para tratar el problema espiritual.
Es importante recordar que los espíritus demoníacos no pueden forzarse en nuestras vidas. Las casas quedan embrujadas debido a una puerta espiritual que se deja abierta, donde entran y tratan de influir en nosotros de manera negativa.
Si tienes una vida de oración devota, vas a Misa y te confiesas regularmente, entonces no hay nada que temer. Satanás no puede tocarnos cuando estamos estrechamente unidos a Cristo.