El vínculo con la figura paterna es clave para el desarrollo de los niños
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El vínculo del padre en el desarrollo de los niños algunas veces se le minusvalora, cuando no se la ignora. Parece como si el padre tiene que ver poco en la educación de los hijos, cuya carga casi total cae sobre las espaldas de la madre.
Paul Vitz, famoso psicólogo y profesor emérito de la Universidad de Nueva York y académico senior de la Universidad Divine Mercy (EE. UU.), amplía la figura del padre biológico a la “figura paterna”, es decir que puede ser un tío, un abuelo, un hermano mayor, un sacerdote, un entrenador deportivo, un maestro… Lo dijo en una conferencia pronunciada en la Universidad de Navarra, dentro del ciclo ‘Educación de la afectividad y la sexualidad humana’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS).
Para el profesor Vitz, esta figura paterna ayuda a los niños a mejorar “desde el punto de vista de la actividad cognitiva, presentan menor angustia emocional, son menos propensos a deprimirse y corren menos riesgo de caer en el crimen, las drogas y las bandas de delincuentes”. “Las cárceles de mi país, EE. UU., están llenas de hombres jóvenes que han sufrido la ausencia de una figura paterna”, añadió. Es una pena, porque muchas vidas quedan truncadas y arruinadas por los años de cárcel y los antecedentes penales.
Sin embargo, reconoce el profesor americano que en Europa y en los Estados Unidos los padres se involucran más en la educación de los hijos desde los años 70: “Los padres se han vuelto más predispuestos a hacer contribuciones significativas a la vida familiar y a reforzar a los hijos en el entorno del hogar. Esto es muy positivo”. Añadió que en familias de clase media y clase media alta esta tendencia es acusada.
La desatención o la ausencia de los padres o de una figura paterna en los niños causa en ellos problemas mentales no pocas veces, tales como depresión, ansiedad, inmadurez, y se cree que cuando eso ocurre “tiene mucho que ver con lo que ocurre en el hogar”.
No es raro que en familias socialmente muy acomodadas o también las de menores ingresos, la figura del padre o de la figura paterna esté eclipsada. El padre o no existe o aparece muy poco por casa, ya sea por sus largas jornadas de trabajo o porque culturalmente vive más en la calle dejando a la madre el total cuidado de los niños. También hay padres que, estando en casa, se desentienden de educar a los hijos y solo saben echar broncas.
Hay que revalorizar la figura del padre, hacerle más presente y corresponsable en la vida de familia y en el cuidado y educación de los hijos. Esto hará a los niños más fuertes interiormente, más seguros, más equilibrados, madurarán más deprisa, cuando la presencia de los padres es intensa, afectuosa.
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