Un sacerdote misionero que sobrevivió a los gulag rusos ofrece un claro método de discernimiento El siervo de Dios Walter Ciszek es un verdadero héroe. Este sacerdote jesuita polaco-estadounidense llevó a cabo un trabajo misionero clandestino en la Unión Soviética entre el 1939 y el 1963 que lo llevó a cumplir 15 años de confinamiento y duro trabajo en los gulag, más otros 5 en la tristemente famosa prisión de Lubianka, en Moscú.
En los muchos años de sufrimiento permaneció fiel a Dios, y continuó rezando y ofreciendo los sacramentos a la mayor cantidad de personas que podía.
Tras su liberación y vuelta a Estados Unidos en 1963, escribió dos libros sobre sus años en Rusia: With God in Russia y He Leadeth Me.
En el segundo capítulo de este último, describe el difícil proceso de discernimiento en el momento de decidir si debía o no emprender la peligrosa misión de entrar en Rusia y servir en secreto a los cristianos.
Lo que dice el padre Ciszek sobre el discernimiento de la voluntad de Dios tiene una notable importancia para quien busca tomar una decisión difícil o busca la confirmación de que su vida esté alineada con los deseos de Dios.
Al principio, la dificultad de la decisión lo sorprendió:
“No dudé nunca de que la voluntad de Dios era que fuera a Rusia. Desde el día en que sentí por primera vez la llamada, esa convicción había representado el núcleo de mi vida“.
Frente a una elección inminente, sin embargo, el padre Ciszek dudó. Pensó que su primer deber era permanecer en la parroquia que le había sido asignada en Polonia, y se preocupaba por el hecho de fuera equivocado abandonar a sus fieles.
Empezó a devorarlo la indecisión: “Me torturaban esas preguntas y argumentos“, escribió. Ni siquiera la oración, que en el pasado le había revelado la voz de Dios, era para él una fuente de consuelo.
Incluso puso en discusión la autenticidad de esa llamada:
“¿No será que estaba siguiendo simplemente mis deseos, y los consideraba la voluntad de Dios para mí? ¿Estaba tan seguro de la voluntad de Dios?“.
Apenas tomó esa decisión, se sintió “desconsolado”.
“No encontraba paz, no tenía alegría, no tenía el corazón tranquilo por el hecho de haber finalmente resuelto mi problema“.
Sentía que había dado más importancia a la voz de la razón que a la de Dios.
Es importante que el sacerdote describa haber sentido “una pérdida de ese profundo sentido interior de paz, de esa sensación de alegría y entusiasmo, el fuerte espíritu de confianza de la intervención de Dios en mi vida“.
Esa pérdida de paz es una manera clara de saber que algo no es la voluntad de Dios.
“Experimenté eso que había oído decir a los directores espirituales o que había leído en los libros espirituales sin haberlo jamás entendido plenamente: que la voluntad de Dios se puede discernir por los frutos del espíritu que lleva, que la paz del alma y la alegría del corazón son dos de estos signos, porque derivan del compromiso total y la apertura solo a Dios, sin basarlos en los propios deseos. Que la validez de una llamada puede ponerse a prueba -sea que se trate de la llamada a una vocación o a algún cambio dentro de esa misma vocación- por los movimientos del alma que la acompañan“.
Obviamente cambió su decisión y se fue a Rusia. Aunque se disponía a emprender un camino ignoto y peligroso, sentía una profunda paz y le dio confianza y le hizo comprender que había tomado la decisión correcta.
El hecho de que el padre Ciszek se diera cuenta de que la sensación de paz podía indicarle la voluntad de Dios es aplicable a muchos ámbitos de la vida.
Si estás luchando para tomar una decisión o discernir la voluntad de Dios para ti, haz esta prueba: ¿qué decisión te ofrece profunda paz interior y alegría?
Es una verdad simple, pero es fácil olvidarla: la paz viene de Dios, mientras que la inquietud no. Sigue lo que te da una paz real y duradera, y sabrás que estás poniendo fielmente en práctica la voluntad de Dios para ti.