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Papa Francisco fue a rezarle para que cese el coronavirus
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En la famosa Via del Corso, famosa por ser una de las calles más transitadas para hacer shopping, se encuentra la iglesia de San Marcelo, que conserva el venerado Cristo milagroso.
Es una iglesia muy antigua del s. IV fundada por papa Marcelo I quien fue perseguido por Majencio y condenado a realizar los trabajos más pesados en los establos del catabulum (la oficina central de correos del estado) hasta su muerte por agotamiento. En la misma iglesia se encuentran sus restos.
La iglesia, entre la noche del 22 y el 23 de mayo de 1519, sufrió un violento incendio que la redujo completamente a cenizas. La gente, al amanecer, se acercó desolada a ver la trágica escena de escombros todavía humeantes. Allí encontraron el Crucifijo colgado en el altar principal providencialmente intacto, iluminado por la lámpara de aceite que, aunque arrugada por las llamas, todavía ardía a sus pies.
Inmediatamente gritaron que era un milagro y los más devotos comenzaron a reunirse todos los viernes para rezar y encender lámparas al pie de la imagen de madera. Así nació “Archicofradía del Santísimo Crucifijo en Urbe”, que existe hasta el día de hoy.
Pero este no fue el único milagro acontecido al Crucifijo. El siguiente se remonta al año 1522, donde una terrible plaga azotó tan violentamente la ciudad de Roma, que se temía que la ciudad perdiera completamente todos sus habitantes.
Desesperados los frailes de los Siervos de María decidieron llevar el Crucifijo en una procesión penitencial desde la iglesia de San Marcelo hasta la Basílica de San Pedro. Las autoridades, temiendo el riesgo de contagio, trataron de evitar la procesión religiosa, pero la desesperación colectiva no tuvo en cuenta la prohibición y la imagen de Nuestro Señor fue transportada por las calles de la ciudad por aclamación popular.
Esta procesión duró varios días, el tiempo de recorrer toda la zona de Roma y cuando el Crucifijo regresó a su lugar la plaga cesó por completo y Roma se salvó de ser exterminada.
Desde el año 1650, el crucifijo milagroso se lleva a San Pedro para cada año santo.
En la Cuaresma del Gran Jubileo del 2000, el Crucifijo milagroso fue expuesto en el Altar de la Confesión en San Pedro, y frente a su imagen san Juan Pablo II celebró el “Día del Perdón”
Papa Francisco también se encomendó al santo Crucifijo el día 15 de marzo del 2020, para que cesara el flagelo del coronavirus que ha cobrado tantas vidas en todo el mundo.