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Fundadora de las Siervas de María, regala al mundo una solidaridad silenciosa y sin límites para ayudar a los enfermos y necesitados cuando más lo necesitan
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En 1885, una epidemia de cólera segó la vida de miles de personas en España y dejó un panorama muy complicado de enfermos.
María Soledad y su comunidad de religiosas se volcó en ayudar a los enfermos y dar consuelo espiritual a los moribundos.
Ahora, como entonces, las hermanas de la Congregación de las Siervas de María Ministras de los Enfermos, están al lado de los más necesitados.
María Soledad había fundado su orden asistencial en 1851 junto a un grupo de mujeres guiadas por Miguel Martínez y Sanz, un sacerdote del barrio madrileño de Chamberí.
Tenía entonces 25 años y encontró en aquel proyecto lo que llevaba años buscando.
Dedicada a los demás
Nacida como Bibiana Antonia Manuela Torres Acosta, el 2 de diciembre de 1826, en el seno de una familia humilde y piadosa de Madrid, siempre supo que quería dedicar su vida a los demás.
Cuando estudió con las hermanas Vicentinas, dedicadas a ayudar a los pobres, solicitó unirse a ellas. Sin embargo, su frágil salud le impidió ser admitida en la comunidad.
La misma barrera se le presentó cuando conoció al sacerdote Miguel Martínez y quiso formar parte de su proyecto asistencial.
En un primer momento, rechazó su candidatura pero Bibiana insistió y terminó tomando los hábitos y siendo admitida en la nueva comunidad de Siervas de María que se fundó oficialmente el 15 de agosto de 1851.
Convertida en la hermana María Soledad, ella y seis religiosas iniciaron la andadura de una congregación que tuvo unos duros inicios.
Cuatro años después de su fundación, cuatro de las religiosas habían dejado la orden y dos habían muerto.
En 1856 también abandonó el padre Miguel, y María Soledad se quedó sola dirigiendo el pequeño grupo de religiosas recién llegadas.
Luchadora por las Siervas de María
Los siguientes años se enfrentó a su propia destitución y a la amenaza de desaparición de la orden.
Pero ella no se rindió y consiguió recuperar su puesto de madre superiora y en pocos años, las Siervas de María traspasaron fronteras.
No solo se extendieron por muchas ciudades españolas, también llegaron a muchos países de Latinoamérica.
Las hermanas Siervas de María se dedicaban principalmente a asistir a enfermos en sus propios hogares.
Acudían a sus casas a curarlos y, en caso de no poder salvar sus vidas, darles consuelo espiritual en sus últimos momentos.
Solidaridad sin límites
María Soledad falleció el 11 de octubre de 1887 tras una vida de solidaridad sin límites. En 1950 fue beatificada por el papa Pío XII y veinte años después era canonizada por Pablo VI.
Tras su muerte, las hermanas de la congregación continuaron trabajando y profesionalizando su labor con los enfermos.
De hecho, a principios del siglo XX, unas 36 religiosas de las Siervas de Marías conseguían formarse en enfermería, siendo pioneras en su profesionalización en España.
En 2016 se estrenó la película Luz de Soledad, protagonizada entre otras, por Laura Contreras, Elena Furiase y Lolita Flores. Una película homenaje a santa María Soledad y su incalculable labor asistencial.
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Las Siervas de María continúan dando un valioso servicio a los enfermos y necesitados en más de cien casas repartidas en varios países y con una comunidad que supera las dos mil hermanas.
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