Un cristiano debe pedir siempre la efusión del Espíritu Santo pero especialmente en momentos desafiantes, cuando necesitamos de Él todavía con más urgencia. Esta es una oración al Espíritu Santo particularmente poderosa y renovadora:
Oración al Espíritu Santo
Espíritu Santo Consolador,
concédeme el don de la fortaleza.
Fortalece mi alma para superar las dificultades de cada día,
los tormentos de las persecuciones y las insidias del maligno.
Ayúdame a ser fuerte en medio de las debilidades espirituales,
para que yo sea señal de Tu amor y bondad.Espíritu Santo de Luz,
concédeme el don de la sabiduría.
Que tenga el discernimiento necesario
para distinguir el mal del bien,
la mentira de la verdad,
la guerra de la paz.
Que Tu sabiduría ilumine
los espacios confusos de mi alma.Espíritu Santo Paráclito,
concédeme el don del entendimiento,
para que comprenda correctamente
la voluntad del Padre Celestial en mi vida.
Ayúdame a entender al prójimo con amor,
misericordia y paz.
Que comprenda, con todo mi ser,
el amor de Cristo por mí y por la humanidad.Espíritu Santo, Abogado Celestial,
concédeme el don de la ciencia.
Que, iluminado por Tu luz divina,
comprenda correctamente
los planes de Dios para mi vida,
y sea obediente a las enseñanzas divinas.
Y sea así, una señal permanente
de la misericordia del Maestro Jesús en el mundo.Espíritu Santo, Consejero Divino,
concédeme el don del consejo.
Ilumina mi entendimiento,
para que yo busque en Dios las respuestas
a mis dudas e inquietudes humanas y espirituales.
Pon en mis labios palabras que restablezcan la paz en el mundo,
y ayúdame a llevar siempre un consejo que devuelva
a las almas afligidas la serenidad en Dios.Divino Espíritu Santo,
concédeme el don de la piedad.
Que mis oraciones sean puentes de amor,
que unan mi corazón al corazón
de Dios Padre y de Cristo Señor.
Que mi fervor espiritual se renueve siempre,
para que mi alma fructifique en la fe y la esperanza.Espíritu Santo, Consolador de los afligidos,
concédeme el don del temor de Dios,
para que tenga siempre frente e mis ojos,
la bondad divina,
y que mis pensamientos, palabras y acciones,
no sean una ofensa al amor misericordioso
del Padre Celestial.¡Así sea!
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A partir de la oración al Espíritu Santo compartida por el sacerdote Flávio Sobreiro en el portal Canção Nova