¿Y si un día la Inteligencia Artificial decide que los seres humanos ya no son necesarios? Si eso ocurre, es porque los humanos lo hemos decidido…La Iglesia busca garantizar un futuro en el que la innovación digital y el progreso tecnológico – lo que hoy llamamos Inteligencia Artificial – estén al servicio de la creatividad humana y no la sustituyan de forma gradual.
La intención de oración universal del papa Francisco para el mes de noviembre de 2020 es precisamente por la Inteligencia Artificial (IA). Francisco pide rezar para que el progreso de la robótica y la Inteligencia Artificial esté siempre al servicio de los seres humanos.
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Por este motivo, dialogamos con el P. Paolo Benanti, franciscano de la Tercera Orden Regular, 47 años, profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana, que se ocupa de ética, bioética y ética de la tecnología.
“Somos una especie que ha habitado el mundo durante 70.000 años transformándolo, la condición humana es una condición tecno-humana”, asegura el profesor Benanti que se centra en el significado ético y antropológico de la tecnología para el Homo sapiens.
Fray Benanti es también uno de los oradores internacionales, sobre el tema de la Inteligencia Artificial, invitado a conversar con los jóvenes economistas y empresarios que participarán en modo online, debido a las restricciones impuestas por la covid-19, en el evento querido por el Papa Francisco, The Economy of Francesco (19-21 de noviembre de 2020).
¿Inteligencia? Artificial
– ¿Por qué se la llama Inteligencia Artificial?
Este es un nombre de moda. No es realmente inteligencia. Es una máquina que se comporta de una manera que en cierto modo puede parecernos inteligente desde el exterior. La inteligencia se trata de un ”Yo” que cuestiona la realidad.
Aquí simplemente hay algunas capacidades de las máquinas para adaptarse a las circunstancias que cambian dentro de ciertos límites.
– ¿Cuáles son los riesgos del desarrollo de la Inteligencia Artificial?
La Inteligencia Artificial es un campo muy complejo que juega en la encrucijada de dos cosas: una gran cantidad de datos y un enorme poder de computación para procesarlos.
El primer riesgo es el de la injusticia, en el sentido de que una disponibilidad desigual de recursos conduce a una profunda desigualdad de beneficios y riesgos dentro de esta innovación.
La segunda, en cambio, se refiere a la capacidad que tiene la Inteligencia Artificial de tomar ciertas decisiones de manera autónoma. Por ejemplo, en lo que respecta a la seguridad Stride, es decir, la identificación de las amenazas a la seguridad informática.
La tercera cuestión es la potencia computacional, donde la potencia computacional significa hoy en día una potencia también de dominación sobre quien no la posee. Y por lo tanto, esta es la tercera cuestión ética que nos ve de nuevo preguntándonos si debemos ser todos hermanos, enemigos o competidores.
– Hoy en día, ordenadores sofisticados controlan centrales nucleares, centrales eléctricas, incluso el lanzamiento de misiles y el vuelo de drones. ¿Y si un día la Inteligencia Artificial decide que los seres humanos ya no son necesarios?
Si eso ocurre, es porque los humanos lo hemos decidido.
Desafíos éticos
– El papa Francisco aseguró que el sistema de finanzas internacionales es “irreformable” precisamente porque detrás de él no hay un criterio humanista, sino más bien una lógica para sacar el máximo provecho a través de complejos cálculos y algoritmos matemáticos. ¿No sería éste el riesgo actual en la Inteligencia Artificial?
La Inteligencia Artificial es una herramienta, depende de para qué la usemos. Así, una Inteligencia Artificial que se aplica indiscriminadamente a las “cosas” y a los “hombres” ya nos muestra que el hombre vale como una “cosa”. La elección final se confía a la consideración que el hombre tiene sobre sí mismo y hacia el otro hombre.
– El papa Francisco pidió a los líderes mundiales reunidos en el Foro de Davos 2020 que consideraran los aspectos de la IA que afectan a la dignidad del trabajo. ¿Cómo defender a la persona de una lógica tecnócrata que la reduce a la obsolescencia (envejecimiento, superación) aplicada en el campo tecnológico?
Estamos en una encrucijada; el hombre colocado en el centro o considerado en una posición marginal…
Impedir que esto suceda y mantener al ser humano en el centro es reiterar con toda la sociedad civil y todos los hombres de buena voluntad que el hombre es algo que cuenta no porque sea un dato o un número.
El hombre es algo innumerable y tiene una dignidad intrínseca y sólo volviendo al valor de la dignidad humana podremos dar el lugar adecuado a la máquina en relación con el hombre mismo.
– ¿Cómo cambiará el mercado laboral?
Está claro que el mercado laboral cambiará. ¿Será esto bueno o malo? Depende, porque, por ejemplo, hoy en día los que trabajan como soldadores corren el riesgo de padecer cáncer por el gas que respiran.
Claramente, si la Inteligencia Artificial robótica nos ayuda a evitar que ese soldador arriesgue su salud, es algo bueno.
Si, por el contrario, la IA es una herramienta que sirve para que el propietario gane más dinero a expensas de los derechos de los trabajadores, entonces el problema no es de la Inteligencia Artificial, sino de la intencionalidad con la que se implementó.
Nueva educación
– ¿Qué hay de las nuevas generaciones?
Los que están en la escuela hoy, probablemente cuando entren en el mercado laboral, harán trabajos que aún no existen. Por lo tanto, tenemos que invertir en la educación de los niños para que puedan adquirir las habilidades que los llevarán a adaptarse en este mundo tan diferente.
En el siglo XIX en Nueva York había más de 30.000 herreros que ponían herraduras en el borde de los cascos de los caballos. A principios de los años 20 los herreros habían desaparecido y sólo había llanteros, obreros que cambiaban los neumáticos.
Debemos preparar las nuevas generaciones y acompañarlas en esta transformación que será radical y rápida.
– ¿Qué consejo le daría a los jóvenes para mantenerse al día con esta nueva realidad?
En primer lugar, se trata de invertir en su educación, sin olvidar la importancia de las disciplinas humanas como la filosofía, la teología, el arte y la literatura, que les dan una calidad humana que ninguna máquina puede sustituir.
– ¿Llegarán las máquinas a tener una capacidad creativa?
Depende de lo que se entienda por creativo. (Las máquinas) podrán hacer cosas que nos parezcan creativas, pero lo harán no porque sean creativas sino porque están programadas para serlo.
AI Ethics
En cuanto a la voz de la Iglesia sobre el tema, es importante recordar que el pasado 28 de febrero, la Academia Pontificia para la Vida, Microsoft, IBM, FAO, el Gobierno italiano, firmaron el Llamamiento para una Ética de la Inteligencia Artificial (IA).
El documento fue creado para apoyar un enfoque ético de la Inteligencia Artificial.
El objetivo: promover la ” Algor-ética “, es decir, el desarrollo y la utilización de la IA según los siguientes principios, que son fundamentales para una buena innovación:
Transparencia, en principio, los sistemas de IA deben ser comprensibles.
Inclusión, deben tenerse en cuenta las necesidades de todos los seres humanos para que todos puedan beneficiarse y con las mejores condiciones posibles para expresarse y desarrollarse.
Responsabilidad: los que diseñan e implementan soluciones de IA deben proceder con responsabilidad y transparencia.
Imparcialidad: no crear ni actuar de acuerdo con algún prejuicio, salvaguardando así la equidad y la dignidad del ser humano.
Fiabilidad: Los sistemas de IA deben ser capaces de funcionar de forma fiable.
Seguridad y privacidad: Los sistemas de IA deben funcionar de manera segura y respetar la privacidad de los usuarios.