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Las empresas éticas tienen la “misión sagrada” de hacer el bien

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James Ramos - publicado el 02/01/21
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El profesor James T. Hackett explica que los empleados o los líderes que no hayan desarrollado un código moral personal tendrán problemas para afrontar un mundo cada vez más diverso y complejo

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En un encuentro celebrado en 2019 por el Instituto para la Ética en la Comunicación y las Organizaciones (IECO) de la Universidad de Valencia y el Real Colegio Complutense en la Universidad de Harvard, James T. Hackett afirmó que los negocios aspiran a ir bien, pero que, a menudo, carecen de la formación para implicarse realmente en una labor ética.

Hackett, que dirige varias empresas de petróleo y gas y es profesor de Ética en la Universidad de Rice en Houston, Texas (EE.UU.), afirmó que los negocios no carecen inherentemente de ética.

En el empresariado, a pesar de las tremendas tentaciones para reducir presupuestos y circunvalar las normas y las obligaciones, existe una “gran promesa de florecimiento humano”.

Hackett afirmó que se trata de una “misión sagrada” debido a su “compromiso de empresa libre” como un “pilar de la democracia”.

La dificultad de ser un líder ético

Los negocios de hoy en día tienen menos “respaldo institucional” y se enfrentan a un mundo cada vez más diverso y complejo, según dijo. Ser un líder ético es “mucho, mucho más duro” y “mucho más complicado”.

Las personas están “armadas” con una formación ética que está “derivada de lo secular” y “entendida desde lo intelectual”, pero que no está realmente “adoptada en sus corazones y almas”, declaró. Y esta carencia está “en el corazón” de lo que necesitamos hacer en el futuro.

Los líderes deberían comprometerse con una mayor comprensión moral a través de un ejercicio de “fortaleza moral”, defendió Hackett. “Una de las cosas más importantes para poder actuar éticamente es, a veces, decir que no a visiones populares”.

Los empleados o los líderes que no hayan desarrollado un código moral personal tendrán problemas para enfocar cualquier potencial problema.

Deberíamos dejar de entender la sociedad desde un punto de vista de ética conductual, comentó.

¿De dónde sale la ética?

Quienes tienen un trasfondo religioso quizás entiendan de dónde viene la ética, que deriva de la metafísica y de la filosofía moral, según explicó.

“No surgió de la nada, perfectamente atada. Surgió del estudio de la teología, principalmente, aunque sin duda también de la metafísica, que luego se convirtió en filosofía moral, que entonces se convirtió en ética secular, incorporada en lo que se vuelve, cada vez más, una religión civil en Estados Unidos”.

Si la comprensión se detiene en la mera ética secular, florecen empresas como Enron, afirmó Hackett.

Hacket comentó que la famosa compañía energética, que alcanzó su prominencia a finales de la década de 1990 y se derrumbó en 2001 tras una serie de escándalos de contabilidad, tenía un equipo ejecutivo de “hogares de base cristiana muy conservadores” y aun así fracasó.

La importancia del corazón

A pesar de un largo código de conducta de 64 páginas, Hackett afirmó que su liderazgo sólo entendía la ética intelectualmente.

“Las éticas humanísticas que se desarrollaron en sociedades progresistas liberales son las que se relativizan”, ahondó Hackett.

Enron no logró cumplir con los cuatro valores de su código de conducta de 64 páginas: respeto, integridad, comunicación y excelencia, porque su liderazgo sólo entendía la ética intelectualmente.

Hackett se preguntó si el liderazgo de Enron reflexionó alguna vez sobre su propia filosofía moral o si tenía su propio código moral personal.

“Necesitamos un compromiso más clásico con los participantes que están liderando” en una sociedad para contrarrestar a organizaciones que piensan como Enron.

Lecciones del Evangelio

De joven, como cristiano, solamente oyó hablar de pasar por “el ojo de la aguja”, que hacía referencia a la parábola del hombre rico que tenía problemas con sus múltiples posesiones y a quien Jesús dijo que era más fácil que un camello pasara por el ojo de una aguja que el que un rico entrara en el paraíso.

Hackett declaró que la parábola de los talentos debería predicarse más extensamente y que el catolicismo y el cristianismo han enseñado durante miles de años que “la economía debe ponerse bajo un paraguas social”.

Hackett afirmó que la sociedad debería debatir más sobre inteligencia emocional, examinar los códigos morales y aprender a hacer juicios morales y cómo pueden cambiar estos juicios.

Esto debería hacerse en las universidades, en los centros de formación superior y en la boyante industria de formación en liderazgo empresarial creciente en todo el mundo, concluyó Hackett.

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