El Pontífice firma el prefacio de la nueva edición del libro: “Non sparlare degli altri” (No hablar mal de los demás). Entrevista a fray Emiliano Antenucci, rector del Santuario dedicado a la Virgen del Silencio.
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“El silencio es también el lenguaje de Dios y es también el lenguaje del amor, como escribe San Agustín: “Si callas, calla por amor; si hablas, habla por amor”, escribe el Papa Francisco en el prefacio de la nueva edición del libro: Non sparlare degli altri (No hablar mal de los demás) de fray Emiliano Antenucci. El próximo 18 de enero de 2020 el texto estará en las librerías italianas editado por Effatà Editrice.
El autor es un fraile capuchino menor, misionero de la Misericordia y, desde el pasado mes de mayo, es rector de un santuario dedicado a la Virgen del Silencio, situado en Avezzano, Abruzzo, Italia, muy querido por el Papa.
El prefacio de Francisco enriquece esta obra de espiritualidad y confirma su posición contra el chismorreo: “No hablar mal de los demás, no es sólo un acto moral, sino un gesto humano, porque cuando “hablamos mal” de los demás, ensuciamos la imagen de Dios que está en cada hombre”, escribe el pontífice.
Somos “terroristas”, cuando lanzamos “las bombas” de los chismes, las calumnias y la envidia
“El uso justo de las palabras es importante. Las palabras pueden ser besos, caricias, medicinas o cuchillos, espadas o balas. Con las palabras podemos ben-decir o mal-decir, las palabras pueden ser paredes cerradas o ventanas abiertas. Somos “terroristas“, cuando lanzamos “las bombas” de los chismes, las calumnias y la envidia. El sencillo camino de la Madre Teresa de Calcuta y el camino de la santidad de todo cristiano:
“El fruto del silencio es la oración/ El fruto de la oración es la fe/ El fruto de la fe es el amor/ El fruto del amor es el servicio/ El fruto del servicio es la paz”. Se inicia por el silencio y se llega hasta la caridad por los demás.
Que la Virgen del Silencio nos enseñe el buen uso de nuestra lengua, nos dé la fuerza para bendecir a todos, la paz en nuestros corazones y la alegría de vivir”, concluye el papa Francisco.
Se inicia por el silencio y se llega hasta la caridad por los demás.
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A continuación, conversamos con fray Emiliano Antenucci sobre el silencio; el discernimiento espiritual de cuándo callar y cuándo responder al mal; el silencio también en relación a los ataques, las calumnias, la tentación de los chismes, las falsas noticias, la polarización creciente en varios países y sociedades.
-Jesús tenía autoridad, según el Papa, porque también enseñaba con coherencia: lo que decía, lo hacía con su vida. El Papa Francisco ha guardado silencio ante los furiosos ataques de sus detractores. ¿Cómo puede este ejemplo ayudar a los fieles en términos de coherencia y testimonio?
En la vida, hablan los hechos de una persona, que son fruto del amor, la coherencia, el sacrificio y el silencio. El testimonio que podemos dar como cristianos vale más que muchas palabras. Primero ser y luego hacer. Primero ser “para lo que viniste al mundo”: mamá, papá, esposa, padre, trabajador, sacerdote, empresario etc…. mejor: una persona feliz. En primer lugar, porque, como decían los medievales, el actuar sigue al ser (Agere sequitur esse).
–El silencio es una dimensión original en el magisterio de Francisco. ¿Podría el silencio ser también una forma de comunicación/evangelización en comparación con el parloteo, las falsas acusaciones y las difamaciones?
Pensemos en el comienzo de su pontificado, frente a la plaza de San Pedro con una inmensa multitud, el Papa Francisco les hace rezar en silencio por él. ¡Muy hermoso! La oración silenciosa es una oración de intercesión por todo el pueblo de Dios. En varias ocasiones el Papa nos ha recordado el valor del silencio y la oración silenciosa.
Creo que todos debemos educarnos en la oración silenciosa que cambia la vida, y nos hace escuchar la voz de Dios dentro de nosotros, nosotros mismos, y nos hace escuchar mejor a los demás. Entonces, los chismes y las habladurías son una pérdida de tiempo, debemos ben-decir y no mal-decir. Chismorrear sobre los demás es “tóxico” para los que lo hacen y para los que lo reciben.
-Frente a la injusticia, ¿no podría el silencio convertirse también en cómplice de ella? ¿Cómo se podría contrarrestar la injusticia con el buen uso del silencio y la palabra – dice la Biblia que hay un tiempo para estar en silencio, pero también un tiempo para hablar?
Tanto el silencio como la palabra son caras de la misma moneda. Con el silencio y la palabra podemos dar la vida o la muerte, amar u odiar a una persona. Lo importante es el uso correcto del silencio y las palabras. San Agustín escribió: “Si callas, calla por amor; si hablas, habla por amor”.
Chismorrear sobre los demás es “tóxico” para los que lo hacen y para los que lo reciben.
-Bergoglio (1993, Reflexiones de Esperanza) describe el silencio en una situación difícil, no como un acto de virtud, sino como una simple carga autoimpuesta, lo llama la “gracia del silencio”. San Ignacio dijo que se rompiera el silencio cuando se ayudara a una persona a salir del pecado. ¿Cuándo recomienda que uno hable ante una injusticia o pecado público?
Piensa en el “silencio” del crimen organizado. Los miembros de las sectas y las organizaciones criminales hacen un verdadero “voto de silencio” que conduce al silencio, la injusticia, el odio y la muerte. La denuncia del mal es a veces una proclamación del bien.
-¿Cómo el ejemplo de la Virgen del silencio puede ayudar a los fieles de hoy, en un mundo donde abundan las noticias falsas?
Nos bombardean con infodemias, falsas noticias y malas noticias, creo que la Virgen del Silencio nos ayuda a redescubrir el cielo que está dentro y fuera de nosotros. Uno vive como piensa y como se alimenta. Creo que debemos nutrirnos de buenas noticias, porque creemos en la Buena Nueva que es Jesús que murió y resucitó por cada uno de nosotros.
La denuncia del mal es a veces una proclamación del bien.
–¿Podría una sana dimensión del silencio formar parte también de la buena batalla (espiritual contra el mal) con la onda ideológica de polarización que experimentamos en muchas sociedades y países?
El silencio es una de las armas más poderosas contra el mal. El mal es desorden, confusión, fealdad, mientras que el silencio es orden, armonía, belleza.
La verdad se defiende a sí misma. No son las ideologías las que salvan al mundo, de hecho las grandes ideologías han colapsado
-Las teorías de conspiración son una colección de medias verdades y falsedades ideológicas, ¿cómo encaja el silencio en la búsqueda activa de la verdad?
La verdad se defiende a sí misma. No son las ideologías las que salvan al mundo, de hecho las grandes ideologías han colapsado y terminado. El mundo se salva por el poder del Evangelio, y se evangeliza por atracción y no por proselitismo. Los cristianos deben volver a ser la sal de la tierra y la luz del mundo, para ayudar a la sociedad y a la política a la luz del Evangelio.