Esta niña acude a la Iglesia del Sagrado Corazón de Basora (Irak), cada mañana, mostrando el aprecio que el Islam tiene hacia María
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“Esta mujer nunca me hace volver con las manos vacías”. Esta “mujer”, como la llama Sara, es María, la madre de Jesús. Cada mañana Sara sale a reunirse con ella en la Iglesia del Sagrado Corazón en Basora, en el sur de Irak.
La niña se detiene un momento frente a la réplica de la gruta de Lourdes, enciende una vela y besa la estatua de la Virgen, informa Avvenire. Luego se marcha en silencio.
Intrigado por este ritual, el obispo Atanasios Firas Dardar, vicario patriarcal de Basora para los católicos sirios, le preguntó quién era. La niña, que parecía no tener más de 12 años, le dijo que venía de Abo Sker, uno de los barrios chiítas más populares de la ciudad, y que vendía bolsas de plástico para ganarse la vida.
La joven musulmana agregó que no estaba segura de quién era María, lo que no le impidió venir todos los días a experimentar esta presencia maternal.
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Una enseñanza
“La fe espontánea de esta niña representa la fe de todo hombre que confía en Dios”, comentó el prelado, contando la historia en su página de Facebook. Tanto la tradición cristiana como la musulmana reconocen la concepción virginal de Jesús en el vientre de María.
Reunidos alrededor de la Virgen María, cristianos y musulmanes pueden encontrarse en el amor que le muestran. Es conmovedor ver que si María le habló a la joven Bernadette, también podría haber tocado el corazón de la joven Sara.
De hecho, no es casualidad que la Virgen María sea para muchos expertos en diálogo interreligioso, una figura clave para el diálogo con los musulmanes.
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