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A menudo me llegan correos electrónicos de los lectores de nuestros libros y de lo que publicamos en Aleteia.
Me comentan cómo esos escritos les han ayudado en algún momento difícil de la vida para salir adelante y en ocasiones me hacen preguntas y me piden consejos para descubrir el propósito de sus vidas.
Suelo sugerirles que busquen un sacerdote, se confiesen para restaurar su amistad con Dios y le pidan a este sacerdote dirección espiritual.
He descubierto la sabiduría que tienen los sacerdotes. Ven personas con serios problemas constantemente y saben qué acciones funcionan para elevar tu vida espiritual, qué puedes y debes hacer.
Cuando tengo un serio problema al que no encuentro solución me gusta hablar con algún sacerdote amigo porque en ellos he encontrado siempre los mejores consejos.
He pensado que el mejor propósito que podemos adoptar para vivir en la cercanía de Dios, es el amor. Un amor incondicional para a todos, incluyendo a nuestros enemigos, sobre todo a ellos.
Es como indicaba Chiara Lubich, la fundadora del movimiento de los Focolares. Ella decía:
He comprendido a mi edad que la clave de todo está en el amor. Nos iluminará el camino de santidad, y podremos atravesarlo, aunque esté lleno de obstáculos y espinas.
Las Escrituras nos dicen que es un camino angosto, difícil de hallar.
Andando en tinieblas, nadie puede encontrar lo que busca. Necesitamos la luz de la gracia santificante y del amor para iluminarnos.
Tú, dedícate a amar y comprenderás. Hallarás el camino y tu destino y un propósito digno. El amor te abrirá los ojos a la vida y al propósito que estás buscando.
Escríbeme y cuéntame tus experiencias con Dios. Te dejo mi correo electrónico.
He grabado este escrito en caso que tengas dificultades para leer o quieras escucharlo en tu auto o la comodidad de tu hogar. Compártelo.
¡Dios te bendiga!