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¿Sabes cuándo enfurece el demonio?

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Claudio de Castro - publicado el 18/06/21
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La oración, las obras de Misericordia, la verdad, el amor, la confesión, la humildad,... conoce cómo mantener lejos al Maligno

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Las vidas de los santos te sorprenden, al leerlas, por su heroicidad y persistencia en la fe, su gran humildad, su amor por Jesús Sacramentado y nuestra Madre del cielo, la siempre Virgen María.

Me encanta leer sus vidas porque aprendo muchísimo.

Ellos transitaron el camino de este mundo y pueden mostrarte cómo llegar a Dios.

Muchos tuvieron verdaderos encuentros y batallas campales contra el demonio, que los asediaba por las noches y les hacía la vida imposible.

¿Por qué se empeñaba tanto el demonio contra ellos? La clave está en unas palabras que escribió en una ocasión el Padre Pío:

Le arrebataba almas al demonio, con sus oraciones, sacrificios y peticiones a Dios.

Y nada molesta más al demonio que perder un alma que casi estaba en sus garras.

Le enfurece cuando un pecador acude a la Virgen María en busca de protección y amparo.  La Virgen como buena Madre, jamás abandona a sus hijos y los lleva a Jesús.

CONFESSION

No soporta cuando te arrepientes de tus ofensas a Dios y acudes al sacramento de la reconciliación.

No te suelta hasta que te hayas confesado. Y lo puedes comprobar. ¿Has notado cuando te vas a confesar que hay ciertos pecados que te dan vergüenza y te ves tentado a no confesarlos? Termina confesándolos después de una batalla espiritual.

San Josemaría Escrivá aconsejaba:

La oración le ofende grandemente, sobre todo aquella sincera que brota del alma.  Igual las obras de Misericordia, la verdad, el amor.

Le molesta todo lo que sea contrario a su naturaleza. Desprecia sobre todo al humilde porque la humildad siempre lo vence.

Debes conocer su existencia, saber que no es un relato urbano. Es, existe y quiere hacerte daño.

Por lo pronto, vive con naturalidad tu fe, ten vida sacramental, ama, haz el bien, ora con fervor, sé humilde y conserva siempre, en todo momento, la dulce presencia de Dios en tu vida.

¡Dios te bendiga!

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