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Santo Tomás Moro fue toda una personalidad en la Inglaterra del siglo XVI. Estaba casado, con cuatro hijos, y era Canciller del reino de Enrique VIII.
De hecho eran amigos, él y el rey. Pero Tomás se negó a jurarle sumisión como cabeza de la Iglesia en Inglaterra.
Cuando su mujer intentó persuadirle, él le preguntó: "¿Cuántos años crees que podría vivir en mi casa?". "Por lo menos veinte, porque no eres viejo", contestó ella. "Muy mala ganga, puesto que quieres que cambie por veinte años toda la eternidad".
Su conciencia no le permitía reconocer la disolución del matrimonio de Enrique VIII y todo lo que ello conllevaba. Eso le costó la vida. Hoy es patrono de los políticos y los gobernantes.
La razón, la integridad y la fe fueron grandes aliados de santo Tomás Moro para mantenerse fiel a su conciencia.
Como él mismo reconocía, también la Eucaristía fue para él una fuente de fuerza a lo largo de su vida: