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Santa Juana Jugan, fundadora de las Hermanita de los Pobres

JEANNE JUGAN
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Dolors Massot - publicado el 30/08/21
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Experimentó la Cruz: un sacerdote la destituyó como superiora y se autoproclamó falsamente fundador. Ella guardó silencio hasta su muerte

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Juana Jugan nació el 25 octubre de 1792 en Cancale, un puerto pesquero de la Bretaña (Francia). Era la sexta de ocho hemanos. Poco antes de cumplir cuatro años su padre, pescador, desapareció en el mar, en Terranova.

Era la época de la Revolución Francesa y su madre le dio ejemplo de fe recia a pesar de la persecución religiosa. Hizo la Primera Comunión después de 1801, tras un concordato que lo permitía. Su madre siguió esperando el regreso del padre, y al mismo tiempo sacó adelante a la familia, que estaba sumida en la pobreza, con señorío.

A los 16 años Juana fue contratada como sirvienta y cocinera en una casa cerca de Cancale, en Saint-Coulumb, al servicio de la vizcondesa de Choué. Debía encargarse de atender a los pobres que pedían comida y visitar a enfermos, ya que era lo que la vizcondesa quería.

Más tarde fue a trabajar como enfermera a un hospital de Saint Servan, otra población de la costa bretona.

Cuando tenía 24 años, Juana rechazó a un joven marinero que por dos veces le pidió que se casara con él. Le explicó:

En aquellos momentos, Juana solo intuía que el Señor la llamaba a una vocación nueva, y solo 23 años después supo de qué se trataba: en Saint Servan, un día de invierno de 1839, descubrió a una anciana ciega y paralítica que había sido abandonada. La tomó en sus brazos, la llevó a su casa y le ofreció su propia cama para que descansara.

A esa anciana le siguieron más y más. Iba acogiendo a las personas desamparadas en su casa y ella, que era pobre, las atendía y salía a la calle para pedir dinero por las casas.

A los 25 años se hizo de la Orden Tercera de la Madre Admirable, creada por san Juan Eudes. Esto la comprometía en la atención a los pobres.  

Un hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios le animó a seguir en esa labor que claramente era una llamada de Dios. Y Juana, en 1843, ya acogía en su casa a 40 ancianas, mientras que 3 jóvenes se habían unido a ella en comunidad religiosa y la tenían como superiora.

Juan Jugan pasó a llamarse entonces Sor María de la Cruz Jugan.

Ocurrió entonces que un sacerdote que era vicario parroquial quiso acaparar el protagonismo de la obra fundada por sor María de la Cruz. Explicaba la historia autodenominándose fundador y destituyó a Juana de su cargo. La relegó a hacer la colecta por las calles.

Los últimos 27 años de su vida, sor María de la Cruz Jugan vivió en la casa madre de la Orden de las Hermanitas de los Pobres sin que se supiera que era ella la fundadora. Vivió esta cruz con humildad y obediencia heroicas, y guardó silencio. Las novicias y las postulantes trataban con ella pero no sabía quién era en realidad. Esto hizo que pudiera formar a las vocaciones jóvenes y transmitir el espíritu de forma muy clara y eficaz sobrenaturalmente.

Así, santa Juana Jugan falleció el 29 de agosto de 1879 como una hermanita más y habría que esperar hasta 1902 para que saliera a la luz la verdad.

La fundadora de las Hermanitas de los Pobres fue beatificada en 1982, por el papa san Juan Pablo II, y canonizada por Benedicto XVI en 2009.

Su tumba está en la cripta de la capilla de la casa madre de las Hermanitas de los Pobres en Tour Saint Joseph (Saint Pern, Francia). Su fiesta se celebra el 30 de agosto.

Señor Jesucristo, que exultando de gozo has bendecido a tu Padre por haber revelado a los humildes y sencillos los secretos del reino de los cielos, te damos gracias por los dones concedidos a tu humilde sierva santa Juana Jugan, a quien encomendamos nuestras peticiones y necesidades.

Padre de los pobres, Tú que nunca rechazas la oración de los humildes, escucha,  te rogamos, la súplica que ella te dirige en nuestro favor.

Te lo pedimos, Señor, por María, tu Madre y Madre nuestra. A Ti que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Amén

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