Andrés Kim Taegon nació en Joseon (que posteriormente sería Corea) el 21 de agosto de 1821. Pertenecía a una familia de la clase noble.
Sus padres eran conversos y su pàdre ya había sido martirizado por ser cristiano. La fe católica en aquella época de consideraba una traición a las costumbres, sobre todo al confucianismo, la religión predominante del país.
Desde finales del siglo XVII, Corea había recibido la semilla de la fe a través de la llegada de laicos. Más adelante, en 1836, llegarían también los primeros misioneros.
Andrés fue bautizado a los 15 años. Estudió en el seminario de la colonia portuguesa de Macao y cuando tenía 24 años, fue ordenado sacerdote por el obispo francés Jean Joseph Ferréol.
Después volvió a Corea para ejercer allí su ministerio sacerdotal: predicaba, administraba los sacramentos y atendía a toda clase de personas.
Pero durante la dinastía Joseon era frecuente que los cristianos debieran practicar su fe en secreto porque eran perseguidos y condenados.
Esto mismo ocurrió con Andrés Kim Taegon, quien era plenamente consciente de lo que podía sucederle.
Andrés Kim Taegon solo pudo trabajar como sacerdote durante un año. Cuando solo tenía 25, fue torturado y decapitado cerca de Seúl, en el río Han. Era el 16 de septiembre de 1846.
Sus últimas palabras fueron:
Por su parte, el padre Jean Joseph Férreol, que fue el primer obispo de Corea, manifestó desde aquel momento que deseaba ser enterrado junto a Andrés Kim. Le dedicó estas palabras:
Ferréol moriría por asfixia el 3 de febrero de 1853.
El papa san Juan Pablo II canonizó a san Andrés Kim Taegon junto a otros 103 mártires de Corea. Entre ellos está también Pablo Chong Hasang, quien murió en una cruz cuando estaba a punto de ser ordenado sacerdote.
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