¿Cómo era Carlo Acutis de cerca? ¿Cómo era vivir junto a él? Lo cuenta su mamá, Antonia Salzano, en una entrevista a Aleteia. "Se sentía la presencia de Cristo cerca de Carlo" dice. Tanto ella como su esposo se dieron cuenta pronto de que él era muy especial. "Cuando era chiquito, lo llamaba 'el pequeño buda' porque decía que estaba iluminado... era muy generoso, bueno, altruista, educado, obediente...". Y luego tenía esa fe tan profunda e inusual para ellos, que no iban a la iglesia desde hacía años.
Su día a día
Carlo iba a misa todos los días, hacía la adoración eucarística, rezaba diario el rosario.
Además, obviamente, iba a la escuela, hacía las tareas, y jugaba fútbol -"aunque muy mal"- como todos los chicos de su edad.
"Pero esta vida ordinaria se volvió extraordinaria porque todo lo que hacía lo hacía en Jesús, por Jesús. En todo lo que hacía se preguntaba: ¿Le gustará a Jesús? ¿Esto puedo hacerlo por Jesús?"
Carlo "sabía que Dios siempre está junto a nosotros" y "quien estaba cerca de Carlo sentía a Jesús".
Antonia también volvió a la fe en la escuela de su hijo, gracias a él y a sus preguntas vergonzosas...
Carlo Acutis tenía muchos talentos y siempre los puso al servicio de los demás, en particular de los más débiles y pobres, tanto desde el punto de vista material -ayudaba a los compañeros de estudio, llevaba mantas y comida a las personas sin hogar, incluso privándose de algunos "extra" y reprendiendo a su mamá "derrochadora"- como desde el punto de vista espiritual: hizo de catequista, realizó exposiciones en internet como lasa de los milagros eucarísticos, que dio la vuelta al mundo y lo volvió famoso.
Su muerte
Su muerte, con tan solo 15 años, demostró a todos quién era realmente Carlo Acutis, y cómo una fe sencilla puede realmente cambiar el mundo. Cuenta su madre:
15 años después, Carlo Acutis es beato, y su cuerpo fue encontrado incorrupto, en particular su corazón.
"El corazón es el símbolo del amor" y "el secreto de Carlo es Cristo, el Amor". El amor lo ha empujado a abrirse a quien encontraba, incluso con un sencillo "hola".
El Amor del que se alimentaba en la Eucaristía, la fuente del amor, quería que todos lo conocieran.
En el funeral de Carlo Acutis la iglesia estaba tan llena, que mucho tuvieron que quedarse fuera.