Primero debes recuperar y conservar tu estado de gracia, custodiarlo como un tesoro. Es lo fundamental.
Tener presencia de Dios, ser un sagrario vivo donde habite Jesús. Vivir con naturalidad y alegría tu fe.
Luego instruirte, para saber cómo responder a estos ataques. Ora, pide discernimiento al Espíritu Santo, lee la Biblia, el Catecismo de la Iglesia, y libros de crecimiento espiritual. Conoce y fortalece tu fe.
Tenemos armas muy poderosas contra las que el demonio no puede:
Debemos usar estas armas con coraje, sin miedo y con misericordia, no ver pasivamente como se ataca nuestra iglesia santa, católica y apostólica.
Aleteia te brinda una oración para proteger a tu familia contra el demonio.
La fuerza de la oración
Recuerda que siempre nos queda el recurso de la oración fervorosa. Por algo en las Sagradas Escrituras nos exportan:
Pidamos a la Inmaculada su protección maternal, para la Iglesia y el mundo.
Reza el Rosario, que es una oración cristocéntrica y tanto agrada a nuestra Madre del cielo, la Inmaculada y siempre Virgen María.
Debes rezar confiando, pidiendo a Dios la conversión de estas almas, nuestra salvación eterna y también la conversión y salvación de los grandes pecadores.
Santa Eufrasia solía decir esta frase que se me ha quedado clavada en el corazón:
Toda alma es valiosa.