Mal, el diablo, maldiciones: ¿cómo actúan? ¿Cuáles son las consecuencias para los hombres? Rita Sberna habla de ello en el libro Inferno, la tragica elezione (Edizioni Segno), en el que también recoge una entrevista a Don Gabriele Amorth, cuando el exorcista aún estaba vivo.
El "mal" en el evangelio
"El mal es un tema casi tabú –escribe Sberna–. La palabra en sí nos hace pensar en 'misterio' y nos lleva en la mente a algunas películas de terror exitosas. Pensemos por ejemplo en la película El exorcista".
En cambio, "si leemos más la Sagrada Escritura, quizás hoy, entenderíamos muchas cosas y no nos sorprendería demasiado".
"Pero hay un pasaje del Evangelio – continúa Sberna – que me gusta recordar de una manera particular".
Personas vinculadas a Satanás
El Evangelio, leemos en este libro, "está lleno de estos episodios, pero esto no es suficiente porque la incredulidad del hombre niega la verdad incluso ante las pruebas y la Palabra de Dios, fuente de la Verdad absoluta".
Don Gabriele Amorth, en la entrevista concedida al autor, explica cómo funciona el mal y las consecuencias que en ocasiones pueden ser desastrosas.
El impulso hacia el pecado
No solo maldiciones.
"Directo al infierno"
En general, continúa Amorth, "no son los pecados los que llevan al hombre a la posesión diabólica porque los pecados inducen al hombre, mucho peor que a la posesión diabólica: lo llevan al infierno. El diablo en su acción ordinaria nos tienta a todos (desde el nacimiento hasta la muerte). Incluso Jesús y Nuestra Señora fueron tentados".
"A través de las tentaciones –concluye el exorcista– el maligno intenta hacernos caer en el pecado".
"El hombre que cae en pecado ya no está con Dios sino con Satanás. Si morimos en un estado de pecado grave, vamos directo al infierno. Dios nunca quiere la muerte del pecador, sino que quiere que el pecador se convierta y mientras estemos en esta tierra, Dios nos envía constantemente oportunidades de conversión".