La vieron en un cartón de huevos, literalmente abandonada en el frío y la escarcha. La temperatura había bajado a -20ºC en el pueblo de Sosnovka cerca de Novosibirsk, en Siberia. Cinco adolescentes que dieron un paseo el día de Navidad ortodoxo se convirtieron en la providencia de una niña de 3 días que corría el riesgo de morir congelada.
Una niña abandonada en el frío
Era el 7 de enero, en Rusia se celebraba la Navidad ortodoxa. Por la tarde cinco adolescentes hicieron un descubrimiento inesperado mientras paseaban. Como pastores noveles, se encontraron contemplando un bulto frío. Estaban incrédulos, pero eso sí, frente a sus ojos había una caja de cartón y dentro una bebita muy pequeña. Los padres de los chicos fueron los primeros en ayudarlos en el rescate y contaron a los periodistas la escena:
Entre los muchos detalles llamativos de esta historia, hay que incluir la oscuridad. El riesgo de muerte era muy alto (aquí está el toque liviano y poderoso del ángel de la guarda, se podría decir). Además del frío despiadado que había alcanzado los -20 grados, también la llegada de la noche. A un paso de la oscuridad, la luz de los celulares de los 5 adolescentes se convirtió en providencia. ¿Y quién habría tenido una imaginación tan audaz como para organizar esa situación?
Niña abandonada en el frío siberiano, parece un guion con final trágico ya escrito. Pero no. Podemos contarles esta historia a nuestros hijos, les recordamos que dónde están y cómo están marcan la diferencia. Nuestra sola presencia hace la diferencia.
La pieza que falta en la historia, la madre
Sin embargo, hay una parte de la historia que permanece en la oscuridad. La policía investiga quiénes son los padres del bebé. Pero, ¿qué madre tendría el coraje de dejar a una hija recién nacida tan frágil y expuesta al frío glacial? Esta es la pregunta que todos nos hacemos. No sabemos la respuesta y debemos abstenernos de formular conclusiones instintivas. Siempre hay un abismo de silencio entre nosotros y los demás.
El silencio ante el misterio que somos no es silencio sino espera de un encuentro real, más allá del instinto de la primera reacción. No sabemos -por ahora- nada de quienes abandonaron a la bebita. Un gesto manifiestamente cruel. ¿Cómo se llega a esa frialdad antinatural hacia una criatura pequeña y frágil? Esta pregunta muda de respuesta plausible es un silencio fecundo, que nos libera de muchas presunciones y al mismo tiempo nos desgarra de dolor.
La prisa por la adopción
Esta pequeña criatura debe ser reconocida por tener un temperamento fuerte. Resistir y recuperarse de la exposición al frío casi polar es una increíble prueba de fuerza. Pero los bebés nos han acostumbrado a romper con nuestros estereotipos sobre su fragilidad. La vida es capaz de sorpresas, a pesar de los cálculos cada vez más fríos que se hacen a costa de los frágiles y los débiles.
El último elemento providencial de esta historia fue la disposición con la que la familia intervino prontamente en el rescate, igualmente dispuesta a solicitar la adopción de la pequeña. Los esposos Litvinov ya tienen tres hijos. Uno de ellos está entre los chicos protagonistas del sensacional descubrimiento. Inmediatamente expresaron su deseo de adoptar a la niña.
Por ahora, el trámite de adopción está pendiente porque se intenta encontrar a la familia del niño, en un intento de localizar a algún pariente biológico.
Se suponía que era una historia fría, pero el calor humano desborda. No es obvio, pero refleja profundamente nuestras expectativas. En medio del camino de todos, cuando todo habla de oscuridad y muerte, nos espera un encuentro que revierta el curso de los acontecimientos.