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Jóvenes adictos. El 36% de los jóvenes hace un uso abusivo de las pantallas. Pasan frente a una pantalla de móvil, ordenador o tablet más de 6 horas al día. Esa dependencia perjudica su rendimiento escolar y también sus relaciones familiares.
El estudio revela que prácticamente la totalidad de los adolescentes tiene contacto diario con las pantallas y un 96% tiene móvil propio. Además la edad baja: la media de edad para tener su primer móvil es de 11 años. El problema no es solo que acceden a una edad temprana, sino que abren páginas o perfiles para mayores de 16.
Ellas Instagram y ellos videojuegos
La dependencia de los videojuegos es más propia de los chicos. Uno de cada 3 juegan a diario, el triple que las chicas. Además esta dependencia se duplica si los chavales pertenecen a familias vulnerables.
Las chicas muestran mayor preferencia por las redes sociales. Aunque la usan un tiempo parecido al de los chicos, lo hacen de forma diferente y con un fin distinto. Ellas publican mucho más y tienen un perfil más expuesto mientras que ellos tienden a observar, a juzgar y contemplar lo que ellas publican. Si hablamos de redes, la adicción afecta tanto a familias vulnerables como a otras más integradas, a todos por igual.
Más pantallas, más suspensos
El informe pone de manifiesto que hay relación directa entre el número de suspensos y el uso abusivo de las pantallas. Casi la mitad de los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 17 años que está expuesto en exceso ha suspendido 3 ó más asignaturas. El porcentaje se eleva al 60% si hay un uso adictivo. Las conclusiones son claras: más pantallas, más absentismo escolar y más suspensos.
Los padres, ejemplo y solución
El ejemplo que los jóvenes reciben en casa es el arma más poderosa para evitar las adicciones a la tecnología.
Cuando ven en casa que sus progenitores no abusan de las pantallas, el peligro de desarrollar una adicción puede reducirse hasta en un 70%. Ver el tiempo que sus padres dedican a la tecnología sienta sus bases y reduce el tiempo de exposición.
Si en casa el padre y la madre ven pantallas mientras hablan o comen, lo imitarán.
Si las redes sociales, los juegos de ordenador o los videojuegos se convierten en el único elemento que entretiene en el tiempo libre, estaremos dirigiendo al abismo a nuestros adolescentes.
Mantener la comunicación
Es necesario saber que la tecnología y la familia no deben estar reñidos sino que deben complementarse. El uso abusivo de las pantallas acarrea conflictos familiares. Se mira más el móvil y se habla muchos menos en casa. El 28% de los padres considera que pasar demasiado tiempo frente al móvil o la tablet empeora la comunicación familiar.
Los jóvenes se meten cada vez más en ellos mismos y dejan de compartir en casa. Se comunican mirando una pantalla y no a los ojos de sus padres. No comparten lo que sienten y dejan para sí sus problemas. El 11% de ellos prefiere hablar por WhatsApp mejor que cara a cara.
Actividades en familia
Compartir con ellos el tiempo y las aficiones les aleja de esta adicción. Un ocio saludable, al aire libre y natural puede reducir a la mitad el riesgo de que nuestros hijos se enganchen a esas pantallas. Buscar el entretenimiento en otras cosas evita no solo la dependencia de la tecnología sino problemas futuros de comunicación y relaciones sociales.