La ruptura de la familia es la clave para la descomposición del tejido social. Con esta frase, Mónica Muñoz sintetiza una reflexión sobre el respeto a los niños.
Muñoz, conocida periodista y comunicadora católica, es directora del periódico Redes, de la diócesis de Celaya (México). Quiere recordar con el artículo que se habla mucho de los derechos del niño, pero que muy pocos saben qué significa respetarlos en verdad.
"Lo comento porque estamos atravesando una grave crisis de valores en una sociedad corrompida, que no acaba de comprender que la ruptura de la familia es la clave para la descomposición del tejido social".
¿Qué es lo esencial?
Generalmente, en casa, cuando nace una niña o un niño y se hace el listado de las cosas elementales, se enuncia comida, techo y vestido. Pero también es elemental el amor de una madre y de un padre.
Ambos hacen falta en la vida de un pequeño, ya que comienza a distinguir la realidad de su propia persona desde la diferenciación: es más semejante a uno de ellos y distinto del otro, de acuerdo con su sexo.
Subraya Muñoz: "Empieza a comprender los roles que cada uno desempeña. La madre es más tierna que el padre, porque además él tiene mayor fuerza física. Esto que comento se da de manera natural, y para muchos de nosotros que tuvimos la gran bendición de nacer en una familia tradicional, no es un panorama extraño. Hasta aquí, todo bien, quiero suponer".
Requisitos para perderse
Pero ¿qué pasa cuando el bebé llega a una familia disfuncional, es decir, dividida, a lo mejor de madre soltera, o quizá un padre que se quedó con el bebé y vive con sus padres…?
"El niño crece con lo indispensable, pero, debido a que papá o mamá tienen que trabajar, no recibe la supervisión ni la educación que le ayudarán a enfrentar la vida o a fomentar las relaciones interpersonales que irá cultivando conforme crezca, con los compañeros de la escuela, los parientes cercanos, los amigos de la cuadra, etcétera", refiere Muñoz en su artículo de El Observador de México (edición del 8 de mayo de 2022).
Además, subraya la periodista, nadie le aconseja qué hacer en determinadas situaciones, no recibe corrección cuando lo necesita, no fortalece la confianza con su progenitor… "Definitivamente, cubre todos los requisitos para perderse".
Requisitos para salir adelante
Desde luego, hay una relación entre lo que se suele llamar "una persona de bien" si en su hogar esa niña o niño es tratado con respeto, si toman en cuenta lo que dice y siente, si sabe que lo que piensa no será tomado a mal y menos desechado, pues tendrá la certeza de que su opinión es tan valiosa como la de cualquier miembro de la familia.
"Alguien que crece recibiendo respeto, será capaz de darlo también. Aun en las peores circunstancias, aunque la vida se torne difícil, la garantía de que ese ser humano puede salir de una situación precaria descansará sobre las bases del respeto", subraya la periodista y comunicadora mexicana.
Por desgracia, advierte, hoy los medios de comunicación se han convertido en campos de batalla, en donde todo el mundo se siente ofendido, todo el mundo quiere que se le preste atención, todo el mundo exige respeto, "pero no todo el mundo está dispuesto a respetar".
Por una campaña para el buen trato
La cortesía, "pequeña virtud mas prueba evidente de otra mucho mayor", que decía San Francisco de Sales, es, justamente, la fisonomía que adquiere el respeto a las niñas y a los niños. La fisonomía –y la costumbre—del buen trato.
"Basta ya de buscar revanchas, de desear venganza, de pensar únicamente en nuestro bien y olvidarnos de los demás. Un niño que ve a sus padres tratarse con cariño, hablarse sin lastimar y a su vez, lo tratan y le hablan de la misma manera, aprenderá a proceder igual con sus semejantes", asegura Muñoz.
El tejido social roto es fruto de una familia rota, donde los padres fallaron en lo esencial: el respeto. Pero si se fomentan respeto, cortesía, buen trato, "poco a poco podremos percibir que ese es el granito de arena que podemos poner para que nuestro mundo cambie".