Hubo un tiempo no muy lejano (ayer mismo) en el que la tendencia en muchas películas de Hollywood consistía en presentarnos a hijos ya mayores que arrastraban el peso de una mala relación con sus padres. Padres que los habían abandonado, o que eran alcohólicos, o que murieron sin haber hecho las paces con sus descendientes.
Parecía como si todos los directores de cine norteamericanos y nacidos en los 60 y en los 70 trataran de curar sus heridas mediante obras en las que sus conflictos con el padre ya no podían resolverse.
Ahora detectamos otro patrón en varios largometrajes de Hollywood: el de padres y madres que tratan de resolver sus diferencias con los hijos. Puede que esos directores y guionistas que sufrieron malas relaciones paterno-filiales sean ahora padres y sepan que la distancia no es insalvable: que pueden subsanar el conflicto con sus propios hijos para no ser iguales a los padres ausentes que les fallaron.
Es evidente en estos filmes lo mucho que importa una familia sólida. Si hay un problema interno, debe resolverse.
No vamos a referir aquí todas esas películas, pero sí a mencionar tres que tratan el tema (aunque sea de manera secundaria) y que coinciden ahora mismo en la cartelera: tres películas donde los padres y las madres tratan de reparar sus errores y ganarse de nuevo a sus hijos; tres películas, eso sí, para un público adulto.
1“El milagro del Padre Stu”: padre e hijo
Dirigida por Rosalind Ross, en ella Mel Gibson es un padre gruñón, tosco y distanciado de su hijo Stuart Long (el boxeador metido a sacerdote, al que interpreta Mark Wahlberg), pero al que empezará a recuperar en cuanto éste sufra una enfermedad irreversible para la que va a necesitar una mano que le ayude. ¿Qué mejor mano que la de un padre o una madre?
La escena en la que Bill Long recoge del suelo del baño a Stu quedará como la más emotiva del filme: un padre levantando a su hijo, luchando juntos contra las adversidades, sabiendo que tal vez les quede poco tiempo pero ahora están, por fin, unidos.
2“Todo a la vez en todas partes”: madre e hija
Dirigida por Dan Kwan & Daniel Scheinert, encontramos a Evelyn, una mujer interpretada por Michelle Yeoh, quien trabaja en una lavandería pero sufre los efectos de la descomposición familiar: su marido se está alejando de ella, mantiene una relación tensa con su padre y no consigue comunicarse con su hija adolescente.
Pronto descubrirá lo que significa el multiverso, es decir, otros universos alternativos donde nuestras vidas han tomado distintos derroteros dependiendo de nuestras elecciones. En uno de los universos, su hija, furiosa por los conflictos maternos, ha creado a una villana que intenta destruir el multiverso.
Es una película excesiva, divertida y con altibajos y algunos gags de mal gusto. Pero nos habla, más allá de su ruido y furia, de cómo una mujer independiente va a luchar por recuperar cuanto ama: el respeto de su padre, el cariño de su marido, la confianza de su hija.
Quizá el momento más importante sea cuando su marido le dice que su manera de luchar no consiste en pelear dando golpes, sino mediante la amabilidad, la paciencia y el perdón. Esta enseñanza será vital para que Evelyn aprenda a aceptar a los suyos y pueda reconectarse con ellos.
3“El insoportable peso de un talento descomunal”: padre e hija
Dirigida por Tom Gormican, el punto de partida es Nicolas Cage, quien se interpreta a sí mismo aunque en seguida la película se convierte en un vehículo de ficción en el que se suceden los secuestros, las actividades de los capos de la droga, los delirios de un guionista y la intervención del FBI.
Al mismo tiempo homenaje y parodia de la carrera del actor, éste ha sabido adaptarse con humor a este registro inesperado. Si el filme, al principio, apuesta por una bonita relación de amistad (entre Nicolas Cage y el personaje de Pedro Pascal), pronto veremos que su eje consiste en cómo recuperar la relación en declive que el protagonista mantiene con su hija adolescente.
Ella le reprocha a él su insistencia en moldearla a su imagen y semejanza, hablándole sólo de lo que a él le gusta y poniéndole en casa sus películas favoritas. Lo que ella quiere es mantener su identidad. Ser aceptada por su padre tal como es. Cage lo comprende. Y lo arregla.
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