Josemaría Escrivá de Balaguer llegó a Brasil el 22 de mayo de 1974 y estuvo en el gigante sudamericano hasta el 7 de junio.
«¡Brasil! Lo primero que vi fue una madre grande, hermosa, fértil, tierna, que abre sus brazos a todos, sin distinción de lenguas, razas, naciones, ¡y llama a todos hijos!», dijo Escrivá sobre Brasil en aquel entonces.
Así lo expresaba hace un tiempo el Santuario Nacional de Aparecida en su sitio web con motivo de su fiesta asociada al 26 de junio y a modo de recuerdo sobre un momento inolvidable del «santo de lo ordinario» y fundador del Opus Dei en América Latina.
En efecto, según se recordaba con respecto a aquella visita, la llegada al Santuario Nacional de Aparecida, dedicado a la patrona de Brasil, ocurrió en helicóptero el 28 de mayo de aquel año.
Fue ahí donde Escrivá logró entregar a la Virgen de Aparecida un ramo de rosas blancas. «Son para Nuestra Señora», expresó.
Una vez dentro de la denominada «Basílica Histórica», Escrivá se unió al rezo del rosario acompañado de cientos de personas. Según prosigue el recuerdo del santuario, lo hizo arrodillándose en el piso del presbiterio y rezando los misterios en portugués.
«Siempre con la mirada fija en la imagen de la Virgen, San Josemaría respondía a las oraciones en voz baja, mientras todos en la Iglesia rezaban en voz alta», describía el santuario.
Una vez finalizado el rezo del rosario, Escrivá se levantó y subió hasta la hornacina de Nuestra Señora de Aparecida. Una vez junto a la Virgen, se indica, besó el escudo y expresó en voz baja: «¡Madre!».
¿Qué más le dijo a la Virgen? Esto fue lo que contestó al día siguiente:
«¡Con qué alegría fui a Aparecida! ¡Con qué fe oraron todos ustedes! Le dije a la Madre de Dios, que es Madre tuya y mía: Madre mía, Madre nuestra, te pido con toda esta fe de mis hijos. Te queremos mucho, mucho. Y parecía escuchar, en el fondo de su corazón: ¡con obras!».
Una imagen de Josemaría en el santuario
Por último, además de refrescar aquel encuentro con la patrona de Brasil, también se indicó que el 8 de noviembre de 2008, en la Basílica Histórica de Aparecida, tuvo lugar la inauguración de una imagen del santo de origen español «ataviado para la celebración de la Santa Misa, con las manos juntas, en actitud orante».
«He venido a Brasil a aprender»
La estancia de Escrivá por Brasil, durante los viajes de catequesis que hizo durante 1974, fue más que fecunda y, tal cual recuerda la web del Opus Dei, habló sin descanso tanto en tertulias con un pequeño número de participantes como en grandes reuniones de miles de personas.
Durante esos días, incluso, fue necesario habilitar grandes salas oficiales como los Palacios de Convenciones de São Paulo, Anhembí y Mauá.
«He venido al Brasil a aprender. Vienen del Viejo Mundo y dicen que vienen a enseñar. ¡No! Yo he venido a aprender. Llevo cuarenta y ocho horas y ya he aprendido mucho. He aprendido que este país es un país maravilloso, que hay almas encendidas, que hay gente que vale un tesoro delante de Dios Nuestro Señor (…)», dijo en uno de esos encuentros.
A continuación 26 minutos de una de aquellas tertulias en Brasil el 1 de junio de 1974: