¿Cómo se construye la confianza después de una traición? ¿Qué pasa en el cuerpo, el corazón y el alma de aquella mujer que es atravesada por la espada de la infidelidad? En este artículo me dirigiré a la mujer, pues su psicología es diferente a la del hombre. En un artículo posterior me dirigiré al hombre.
Parece una epidemia
Son cuatro matrimonios a los que acompaño actualmente por la infidelidad de él. Existen muchos modelos de aproximación terapéutica para trabajar con matrimonios.
Personalmente me ayudo de varios de ellos, pero hay uno que ocupa un lugar muy especial en mi corazón, dada la eficacia del mismo para recuperarse después del trauma que ocasiona engañar a tu pareja. Es el método Gottman para parejas.
Además, estudios realizados por los investigadores independientes Donald Baucom, de la Universidad de Carolina del Norte, y Andy Christensen, de la Universidad de California de Los Ángeles, muestran que el pronóstico para aquellas parejas que se muestran decididas a salvar el amor tras una experiencia de infidelidad es relativamente prometedor si se inicia una terapia con una serie de sesiones estructuradas.
Gottman
Esto es lo que hace el método Gottman creado por los doctores Julie y John Gottman en lo que se llama “el laboratorio del amor” en la Universidad de Seattle, Estados Unidos. He sido muy afortunada al haber sido formada directamente por los doctores Gottman en su ahora Instituto Gottman en Washington. Además soy testigo de cómo las parejas que se ven obligadas a trabajar con las consecuencias de una traición no sólo fortalecen la amistad entre ellos, sino también la vida sexual y el sentido de la vida juntos. Claro que para llegar a ello, se tiene que seguir un proceso que no es corto.
Tres pasos hacia la recuperación
¿Cómo se conocieron ustedes? ¿Recuerdas qué ropa llevaba tu esposa el día que la conociste? ¿Cuándo supiste que ella era la mujer de tu vida? ¿Qué valores o principios viste en ella que te ayudaron a decir “ella será la madre de mis hijos"? Estas son preguntas con las que se inicia un protocolo hacia la sanación de esta herida tan tremenda, tan honda y tan mortal llamada infidelidad. Recuerdo que cuando hacía mis prácticas en Seattle, el doctor Gottman dijo algo que he comprobado con los años:
Por ello, el hombre debería pensar muchas veces en esta decisión de ser infiel.
Para ello y solo en esta etapa inicial de recuperación y curación de heridas, se siguen tres pasos:
1. Expiación o reparación.
En este primer paso todavía no se aborda el perdonar al marido traidor. Este es el calificativo que se utiliza dentro del método para cualquier miembro de la pareja que haya cometido la infidelidad. Este paso es la oportunidad para el infiel de expresar su arrepentimiento y deseo de reparación. También es necesario que comprenda que la responsabilidad de esto es 100% suya. Ha provocado sufrimiento y dolor a su esposa y nada justifica este hecho. La esposa tiene aquí la oportunidad de preguntar, aclarar dudas, etc.
Y, ¿por qué es importante esto? Porque la esposa queda con su autoestima mutilada, con pensamientos recurrentes que la persiguen día y noche y con un estado de hipervigilancia que la lleva a depresiones profundas. La esposa puede hacer las preguntas necesarias para ella menos aquellas preguntas que pueden profundizar el trauma como son aquellas preguntas de carácter sexual. Él deberá responder sin mentir. Aquí ya no cabe ninguna mentira pues se trata de reparar el amor. El marido no sólo ha de escuchar a su esposa, sino deberá esforzarse por comprender su dolor, su inseguridad y su miedo. Esta etapa siempre es la más larga de las tres, pues ella deberá experimentar que de parte de su esposo existe un verdadero arrepentimiento que será mostrado por medio de acciones concretas que se aprenden dentro del tratamiento.
2. Entrar en sintonía.
Desde mi experiencia puedo decir que la mayoría de parejas no saben cómo sintonizar o alinearse con los intentos de conexión que su esposa hace para mostrarle sus necesidades y sentimientos. ¿Es qué los hombres son insensibles y desconsiderados? No. He comprobado que no saben cómo hacer esto, pues en la gran mayoría no ha habido formación de la afectividad y expresión de los sentimientos. El hombre no sabe realmente qué hacer cuando ve llorar a la mujer que ama. Por eso se aleja, evita el conflicto porque no sabe cómo manejarlo, no sabe cómo consolar, no sabe lo que ella necesita. Por ello en esta etapa se les enseña a ambos nuevas habilidades para manejar el conflicto. Además, se les enseña a ambos cómo comunicar la admiración y el cariño que siente el uno por el otro, así como la implementación de rituales de amor que les ayudará a ambos a recuperar la ilusión.
3. Unión.
Esta nueva unión se logrará en la pareja, siempre y cuando el marido sea transparente. La mentira no tiene más cabida acá. Una segunda aventura terminará definitivamente con el matrimonio. Se trabajan dos pilares que son los que sostienen lo que se llama “el sonido de una casa feliz”: el compromiso y la confianza. Esta etapa “profundiza la confianza íntima, la inversión en la relación, y el compromiso por medio de aplicar las habilidades de la conversación íntima y la auto-revelación al asunto de la intimidad física” (Gottman & Gottman, 2016).
La gracia santificante
El método Gottman no es religioso. Pero los doctores Gottman son judíos profundamente devotos y por lo mismo nos invitan a cada psicoterapeuta formado con ellos a profundizar en las enseñanzas de la logoterapia cuyo creador fue el psiquiatra Viktor Frankl.
No pude sentirme más feliz cuando a todos nos invitaron a estudiar su obra Psicoanálisis y existencialismo. Se trata de ayudar a las parejas católicas, cristianas y todas aquellas que confían en Dios para que les ayude a recuperar el amor y comprendan hasta lo más profundo de sí mismo , el alma, que el matrimonio es un viaje, es un proceso de toda la vida en la que juntos crecerán como personas y servirán de espejos del amor a sus hijos. Recuerdo en este momento la oración espontánea que hice al final de nuestra sesión de teleterapia con una pareja a la que veo desde Los Ángeles. Ella se ha sentido la otra durante 18 años. Hay un momento en que el dolor es tan profundo, la herida tan grave que solamente es Dios quien la podrá curar. Sin el perdón de ella no podrá haber curación. Les invité a orar. Oré. El matrimonio lloró y una vez más fui testigo del poder sanador de nuestro Dios. Pedimos abundancia de gracia para ellos en el nombre de Cristo, Nuestro Señor, así como para todos los matrimonios que ahora mismo enfrentan la herida de la traición. Amén.
Si necesitas ayuda, escribe a consultorio@aleteia.org