Parálisis. Este joven de Guatemala, maestro, sintió la vocación y después de muchas dudas entró en el seminario. Sabía que quería amar más a Dios. Siempre empieza su oración con la plegaria "Jesús, ayúdame a enamorarme más de Ti".
Estaba feliz. Hasta enero de 2017, cuando sufre una parálisis facial fruto de una fuerte infección en el oído. La mitad del rostro de Rosemberg quedó inmóvil.
"Esto para mí fue como un momento de oscuridad e incertidumbre, de hecho también me molesté con Dios, pues no entendía por qué en el momento que mejor me sentía en el seminario me llega a pasar esto".
Pero pasado el tiempo, lo ve completamente distinto:
"Dios fue tan amoroso que nunca dijo nada, sólo me amó, sí, me amó en la enfermedad".
El milagro
Era 11 de febrero, día de Nuestra Señora de Lourdes y Jornada Mundial de los Enfermos. A pesar de llevar dos años en el seminario, Rosemberg reconoce que no tenía mucho conocimiento del significado del sacramento de la Unción de Enfermos. Pero animado por su madre, fue a la parroquia a una misa especial para ungir a las personas enfermas, sin necesidad de que estuvieran en peligro de muerte. Se produjo el milagro. "A la semana había recuperado la movilidad de mi rostro", dice tras recordar que antes había tomado terapias y los medicamentos que le recetaron, sin mucho éxito. Curado, hizo una promesa: "Prometí a la Virgen de Lourdes poder visitarle y agradecer si favor, y en 2020 pude ir a su gruta y agradecer".
Jóvenes santos, una vocación
“Durante mi recuperación, en mi corazón se movía algo que me inquietaba y era la vida de los santos. Pero yo -recuerda- quería saber si había santos de este siglo, jóvenes que no fueran muy lejanos a nuestras realidades. Me puse a googlear y para mi sorpresa había jóvenes que estaban en proceso y otros ya beatificados. Pero algo me movió todo: ¡todos estaban muertos!", dice riendo. Y prosigue: "Yo le dije al Señor 'quiero ser santo, pero no me quiero morir'. Qué tonto fui, Pero luego todo tomó sentido”.
Sus santos favoritos
Apenas había oído hablar algo de Carlo Acutis, así que fue el primero al que se encomendó. Sus milagros eucarísticos le impactaron mucho. Se propuso intentar que el mayor número de jóvenes conocieran su historia, su vida, su ejemplo. También le impactaron la historia de la Beata Chiara Badano y el Beato Pier Giorgio Frasatti. E investigando aparecieron muchos más: Carlota Nobile, Matteo Farina, Montse Grases, Sandra Sabattini, Chiara Corbella, Alberto Marvelli, Alexia Barros, Marcelo Cámara, Guido Schaffer, Clarita Segura, Santa Scorese, Rebeca Rocamora, Nicola D´Onofrio, la hermana Clare Croket entre otros. Y cómo no, había una Joven Doctora de la Iglesia, Santa Teresita de Lisieux.
Proyecto en redes sociales
Impulsado por el deseo de enseñar al mundo que se puede ser joven y santo en el siglo XXI, nace el proyecto de Jóvenes Santos en Facebook e Instagram. "Hoy aquello que nació como algo sencillo y que llegaba a personas conocidas, tiene más de 52.000 seguidores en Instagram y en Facebook 45.000", dice con ilusión. Pero hay más: "En el camino de la evangelización digital me he encontrado con jóvenes que me preguntan cómo poder responder a su vocación, y así nace en la página la Semana Vocacional Digital", que verá la luz el próximo mes de octubre con testimonios de diferentes vocaciones.
Etapa maravillosa
Rosemberg dice encontrarse en una "etapa maravillosa de mi vida". Ahora mismo sigue su formación en el seminario Internacional Bidasoa, gracias a la invitación de su obispo a formarse en Pamplona, y gracias a la beca concedida por CARF (Centro Académico Romano Fundación).
"Desde que vine a Bidasoa -explica- he podido en Semana Santa y el verano apoyar en distintas parroquias de España, en Barcelona, Valencia, Murcia y Madrid. Apoyo en las parroquias en la liturgia, actividades parroquiales y convivencias. También he podido estar en Fátima en un centro de ayuda a personas discapacitadas, como voluntario, con más seminaristas. Y durante el curso académico los domingos apoyo en Pamplona en una parroquia como catequista de confirmación".
Recuerdos de niño
Cuando relata lo que hace ahora le viene una sonrisa a la cara, esa que no pudo mover por la parálisis. Y recuerda el pasado: "Desde muy pequeño, jugaba a celebrar misa, a las procesiones, que es algo muy bello en mi país, Guatemala. Pensé que solo era un juego de niño, pero Dios me llamaban a algo más grande". Pero también mira al futuro, siempre: "Hoy siempre les digo a las personas que estamos muy unidos en la oración, juntos hasta el cielo, nuestra meta".