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Por varias razones, el Cristo de la Vega es único. La amada imagen es llevada en procesión por las calles de Toledo, España, el Viernes Santo. En lugar de estar clavado en la cruz, en esta representación, el brazo derecho de Cristo se extiende hacia abajo, como si hiciera un gesto amable a quienes acuden a saludarlo.
Esta imagen también se lleva en procesión todos los viernes entre Semana Santa y Pentecostés (siete viernes en total), en conmemoración de las Siete Últimas Palabras.
La pose distintiva del Cristo de la Vega invita a preguntarse por qué el brazo derecho de Cristo no está clavado en la cruz. Al menos tres leyendas diferentes tratan de explicarlo. En todos ellos, la sagrada imagen hace el papel de juez o de testigo, respondiendo milagrosamente a una petición.
Dinero debido
Según explica Mónica Arrizabalaga a ABC, el padre Antonio de Quintadueñas escribió un compendio llamado “Santos de la Ciudad Imperial de Toledo” en 1651. Su relato de la leyenda del Cristo de la Vega dice así (la traducción es nuestra):
La leyenda de los dos caballeros
El cronista del siglo XIX Sixto Ramón Parro cuenta otra historia. En su libro Toledo en la mano asegura que dos caballeros se batieron a duelo justo frente a la ermita donde se conserva la imagen de Cristo. El que había insultado primero a su rival inmediatamente cayó al suelo, y el vencedor le perdonó la vida.
Mientras caminaban juntos para rezar ante la sagrada imagen, el Cristo hizo un gesto hacia el caballero vencedor, bajando el brazo en señal de aprobación por su noble comportamiento.
Un santo italiano
El compendio de Quintadueñas sugiere que el Cristo de la Vega podría ser una copia del que se encuentra en la capilla de San Miniato, en Florencia. De hecho, la historia de los dos caballeros podría ser una variación de esta.
Cuenta la leyenda que, siendo aún soldado, San Juan Gualberto (no confundir con San Galgano) se vengó de un viejo enemigo. Una vez derrotado, el hombre suplicó clemencia, arrodillándose con los brazos extendidos. Gualberto lo perdonó y entró en un monasterio vecino para rezar ante un crucifijo. La imagen bajó su brazo derecho, como si lo bendijera. Gualberto se convirtió entonces en monje benedictino.
Otra explicación
Dejando a un lado las leyendas, los historiadores del arte explican que la imagen podría haber sido parte de un grupo escultórico de un Descendimiento de la cruz (también conocido como El Descendimiento de Cristo), un motivo relativamente común en el arte cristiano europeo. Aunque no se conservan otras imágenes, el conjunto escultórico habría incluido representaciones de la Virgen María, José de Arimatea y Nicodemo.