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Hace unas semanas me enviaron un tweet que decía así: “La misma chica queda primera, segunda y tercera de Miss España 2022. Enhorabuena”, refiriéndose a la gran semejanza entre las tres mujeres.
Resulta curioso ver cómo nos encontramos en un momento en el que muchas marcas empiezan a apostar por el movimiento body positive y se hacen eco de ello gracias a las redes sociales, pero aun así, sin embargo, son todavía las mismas redes sociales las que alimentan una imagen uniforme y alineada de belleza en el rostro a través de filtros que nos devuelven imágenes irreales.
Empezamos hace unos años a través de las redes sociales con una serie de filtros “graciosos” que otorgaban a los selfies orejas de perro, bigotes de gato, sombreros, etc… y poco a poco el tipo de filtro fue cambiando hasta que hoy se ha convertido en un muestrario de filtros estéticos cada vez más exigentes y perfeccionados que sólo buscan embellecer el rostro según los cánones de belleza dominantes en las diferentes culturas.
Uniformidad, filtros...
Efectivamente, la foto que acompañaba el tuit muestra tres chicas que responden a una misma concepción de perfección en el rostro. Lo que realmente asusta de este gran trabajo de maquillaje es la uniformidad física imperante que muestra la foto.
Son cada vez más las mujeres que, desde temprana edad, ven insoportable la tolerancia a su imagen real. Su mente se acostumbra a la imagen que les devuelve un filtro estético y no toleran sus marcas de acné, manchas en la cara, sus párpados caídos, sus pómulos poco prominentes… En definitiva, sus requerimientos corresponden a una imagen hegemónica que hace que todo lo que no responda a lo que “devuelve un filtro” sea considerado un error físico.
Trastorno obsesivo por la perfección
El manual de Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud ya ha incluido en su lista este trastorno obsesivo por la perfección. Una excesiva preocupación por querer parecerse a su propia imagen captada a través de un filtro.
El Santo Padre con estas palabras nos invita a reconocernos y valorarnos por lo que somos y no buscar de forma exagerada un análisis de medidas específicas que nos separan del verdadero ser de la persona.
Diseño de labios, foxy eyes, botox, ácido hialurónico, bichectomía, microblading… Todo el mundo tratando de ser exactamente igual al otro desde la juventud hasta diluirse en el rebaño, cuando en realidad son nuestras particularidades, lo propio de cada uno y cómo lo asumimos, lo que nos hace ser especiales y nos da carácter. No hay duda: vale la pena ser felices con quien somos, ya que somos únicos, y disfrutar de nuestras particularidades.