Las prisas del día a día nos impiden muchas veces sentarnos, reflexionar y comentar con los nuestros lo que nos ha pasado. Un tiempo que enriquece y que ayuda a conocer y entender al otro. Julio García Gómez, experto en comunicación y director de comunicación de la fundación Casaverde plantea varias claves para ponerlo en práctica.
1Menos pantallas y más cara a cara.
“La falta de tiempo es una amenaza para vencer en verano, el principal reto debe ser vencer la escasez de tiempo durante el año para comunicarnos”. Con esta premisa Julio García pone el acento en buscar tiempo para hablar, para escuchar porque “el diálogo es el elemento más efectivo para saber qué les ocurre a los padres, los hijos o los hermanos”. Propone dedicar al menos 15 minutos al día para mirarnos a la cara y hablar, dejando las pantallas a un lado y “entrar en el juego de las preguntas y las respuestas”.
2Respetar la independencia y fomentar la proximidad.
En vacaciones el escenario cambia. Nos encontramos en espacios diferentes a los habituales, pero esto no implica un distanciamiento. “Es fundamental que cada miembro tenga su espacio y su aire, pero sin distancia”. Tenemos que buscar una relación más directa con el otro, no sólo al acercarnos a él, sino “al aproximarnos con las ideas que transmitimos”. La cercanía no sólo se demuestra con el espacio físico sino también con el contenido de una conversación que conecta con el otro.
3Buenos hábitos de comunicación.
Las nuevas tecnologías hacen que el uso del lenguaje se empobrezca. Que usemos menos palabras y, las que escribimos a través de internet o WhatsApp se conviertan en abreviaturas que, muchas veces, escribimos mal. Por ello, como explica Julio, “debemos educar a nuestros hijos en los buenos hábitos de comunicación para que sus respuestas sean más que un Sí o un No”. “Que los mensajes no se alarguen y se condensen las ideas, a modo de titular de periódico, con un contenido impactante”.
Las palabras son importantes, pero también la expresión corporal que empleamos al hablar. Por ello debemos educar en “usar un tono de voz alto y claro apoyándolo con las expresiones de nuestro rostro, las manos y la postura corporal”.
4Diálogo a todas las edades.
Hay que cuidar también la conversación con los mayores. Quizá los abuelos puedan tener alguna deficiencia de atención y auditiva, y por ello “debemos repetirles las palabras clave que queremos que se fijen en su mente” y hacerlo con un tono apropiado para que vean que “el afecto y el cariño son los mejores elementos de una comunicación eficaz”.
Tanto si hablamos con nuestros mayores como si lo hacemos con nuestros hijos, debemos “priorizar al otro” y dejarle que sea él el protagonista de nuestro diálogo.
5Aprender con los juegos.
Enseñar a los más pequeños a tener una buena comunicación será más eficaz “si lo hacemos a través de juegos, nos ayuda a interiorizar los conocimientos y a generar experiencias positivas”.
Aquí van algunos juegos que propone nuestro experto para iniciar esas conversaciones.